Ansiedad inicial, media y final

Queridos compañeros. Llevo un par de meses dándole vueltas al argumento de mi cuarta novela. Personajes, desarrollo, posibles finales…Me resultan emocionantes los prolegómenos, todas esas ideas, decisiones y elecciones.
Ayer me senté delante del ordenador y empecé a escribir.
Hoy estoy angustiada, buscando excusas para no sentarme de nuevo y tener que enfrentarme a todos esos miedos que me invaden siempre durante los primeros capítulos, a veces, en los intermedios y, muchas, en los finales. ¿En qué momento se pierde esa angustia y sólo se disfruta? ¿Son normales las crisis creativas? ¿Es falta de seguridad o solo miedo al fracaso?

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Hola, compañera: Quiero decirte que la inspiración llega cuando llega. Hay días en los que me siento motivado, pero por A o B no puedo plasmarlo. Deja que fluya; busca inspiración en las cosas cotidianas. Tu cerebro trabajará en segundo plano hasta que encuentres el punto adecuado. ¡Ánimo y sigue luchando!

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Hola, Ana <3
A qué tienes miedo?
Qué significa “fracaso” y “éxito” para ti en referencia a la escritura?
Tu inseguridad tiene que ver con los juicios? (con que alguien -o tú misma- señale que algo está bien o mal?)
Si estás llenando tu necesidad de vivir otros mundos, de expresar y comunicar o incluso de liberar a través de las palabras, TODO ESTÁ BIEN. Por qué comenzaste a escribir? Sigues haciéndolo y siendo fiel a ello. Todo está bien.

*Disculpas porque la apertura de interrogación en este portátil no funciona. xDDD

Un abrazo grande.
Escribir es una cosa y vender es otra. Lo primero tiene que ver contigo y lo segundo con los requerimientos de un sistema de mercado. Escribiendo somos libres, lo cual tiene el significado estricto (aunque suene obvio) de no ser esclavos. Para escribir no tienes que cumplir ninguna expectativa; no tienes que gustarle a nadie; el privilegio es dejar paso a lo que necesite ser liberado y, si otros “triunfos” han de venir, tranquila que vendrán solos.

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Para responder a tus preguntas:

¿Son normales las crisis creativas?
Son el pan de cada día. Porque nuestro cerebro siempre busca atajos. Por eso si le das a un niño un celular no desarrolla su imaginación.

¿Es falta de seguridad o solo miedo al fracaso?
Ambos es lo mismo. Confía en ti, porque si tú no lo haces…

¿En qué momento se pierde esa angustia y sólo se disfruta?
Has dado en la pregunta clave, por eso la he dejado para lo último. Jerry B Jenkins decía que el odiaba sentarse a escribir. No disfrutaba sentarse por horas, durante días y meses que bien podría pasar con su familia. Para nada. Pero lo que amaba era saber que había escrito algo. Que todo estaba terminado. Ahora, no sé tú, pero yo encuentro una satisfacción renovada cuando alguien me lee y me dice que le gusta, nunca ha sido mientras escribía.

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Gracias por vuestras palabras. Como siempre, me consuela saber que soy comprendida.
Tengo que reconocer que no me sorprenden estos episodios de los que hablo, ya los había tenido antes, sólo que esperaba ir “curtiéndome” con el paso del tiempo.
Escribo por placer, para mí y para los que me leen, no vivo de ello (me parece muy difícil), por lo tanto, mis éxitos vienen marcados por el gusto de los lectores y el mío propio y los fracasos por lo contrario.
Coincido plenamente con Ohm en cuanto a la satisfacción que me produce la finalización del trabajo y las felicitaciones personales.
Gracias otra vez.

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Querida compañera: las crisis creativas se solucionan no dejando de escribir, aunque sea sobre lo más vanal…

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Empieza a escribir, irá saliendo

Hola Ana,
preguntas muy interesantes.
Hay un libro dedicado a este tema: The war of art de Steven Pressfield.

Siempre me ha parecido muy curioso que nos cueste tanto dedicarnos a lo que más nos apasiona, pero es así. Eso se debe al miedo (al fracaso, al éxito), al perfeccionismo y al hecho de que no estamos dispuestos a aceptar que para crear algo bueno, primero tenemos que crear algo malo.

En mi experiencia esos miedos nunca se van, pero sí hay una manera de suavizarlos: haciendo de la escritura un hábito diario, donde lo importante es el proceso y no tanto la calidad, confiando en que el tiempo se encargará de que esta vaya mejorando día tras día.

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Hola Ana,
Quizá ni una cosa ni otra o una mezcla de todo. Cómo es tu cuarta novela ya sabrás que el creador en el arte disfruta pero también sufre al mismo tiempo. Además, todo depende, al menos en mi caso, de lo bien que hayas preparado la estructura de la novela. A mayor preparación mayor disfrute, aunque a veces el proceso va a su bola y acabas desmontando parte de la estructura y te pones nervioso.
En fin, ¡ánimo y al toro!

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Hola Ana. Llevo a mis espaldas ya una decena de novelas, y es verdad que hay narraciones que se disfrutan más que otras. Creo que la clave de disfrutar de la escritura estriba en dos circunstancias:
-Tenacidad. Es decir, dedicar un rato, todos los días, a escribir, apetezca o no apetezca. Hay veces que avanzar en la narración se hace cuesta arriba… pero también creo que eso se soluciona con el siguiente punto que explico después. Personalmente compenso las veces que “no apetece” tanto escribir yendo a la cafetería de la esquina y disfrutando de un dulce y un café mientras tecleo en el portátil.
-Planeamiento. Tener todo el argumento lo mejor pensado posible. Es tentador iniciar la escritura de una novela con ideas iniciales que parecen potentes… pero si no tienes planeadas las tensiones dramáticas, los giros argumentales, un final sorprendente… la escritura improvisada te va a resultar más ardua cada vez porque llegarás a puntos donde cuesta saber cómo seguir… y ahí topas con la ansiedad.
Mi conclusión personal, que a lo mejor te sirve para algo, es dedicar muchas - pero muchas muchas- tardes a planear lo que voy a escribir. Cuál es la historia, cuáles los personajes, cuáles sus tensiones personales, el desenlace… los pros y contras de cada una de las ideas, buscando siempre mejores alternativas, cuestionando mi argumento, la coherencia de los personajes… Todo ello lo voy escribiendo en un documento preparatorio de la novela que puede llegar incluso a los 80 folios a simple espacio… y que pueden ocuparme tranquilamente un par de meses - o más - Cuando creo que tengo el material completo, escribo a toda velocidad porque ya todo está muy masticado. Este tiempo de preparación me lo tomo con calma. Muchas tardes, cuando llego a preguntas sobre el argumento o personajes que no sé responder en ese momento, termino la sesión y confío en que mi subconsciente me dé una respuesta satisfactoria. Las preguntas quedan escritas en rojo, esperando que el escritor que hay en mí encuentre la solución tarde o temprano. Siempre llega.
Disfruto mucho de este tiempo de preparación, porque descubrir ideas, giros, personajes … resulta muy entretenido y “sabroso”. Cuando estableces giros y sorpresas en la narración te van a despertar las ganas de escribir, saboreando de antemano las emociones que tus lectores van a experimentar cuando participen después de esos descubrimientos.
En fin, espero que este rollo te pueda ser útil… y mucha suerte con tu próxima novela!!

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¡Qué placer leerte! ¡Se recuperan las ganas!
Esa preparación, organización y desarrollo son envidiables, por no hablar de la tenacidad y el disfrute.
Yo lo intento, planeo las secuencias, el inicio, el desarrollo con sus giros y emociones y el final que sorprenda al lector.
Pienso muchas horas, le doy vueltas, hablo de ello, consulto, hasta elaborar una estrategia detallada.
El problema viene cuando me siento a escribir y me desvío del proyecto inicial, se me ocurren giros distintos, o los personajes se vuelven irreverentes. Ahí es donde la disciplina se va a tomar viento.
Entonces es cuando me falla la constancia, soy incapaz de marcarme un tiempo diario de escritura, puedo estar dos semanas escribiendo seis horas diarias y, a continuación, un mes en blanco.
Fue así desde el principio, no sé si podré cambiarlo.
Quizá lo que tengo que hacer es normalizarlo como parte de mi forma de escribir.
Gracias por contarme tu experiencia y por tus ánimos. Abrazos.

Gracias por poner esto en palabras. :heart:
Funciona para escribir y para muchísimas otras cosas.
Sorprenderse uno a uno mismo resulta adictivo… al escribir me siento feliz cuando experimento el sentimiento parejo del lector que también soy (lectora, bueno). Disfruto inmensamente escribir terror porque yo misma siento miedo, y humor porque me río a carcajadas. Si lo que estoy narrando no tiene efecto en mi lector interior, siento vacío.