Busco opiniones para definir o mejorar mi estilo. Muchas gracias

– Quisiera probar este platillo. Pancit. – Susurró Ariana.

Al oírla, Lila abrió sus verdes ojos y contuvo su respiración.

– Eso pasó hace años. No te traerá buenos recuerdos. – Señaló Lila, mientras forzaba una sonrisa.

Ariana, que llevaba un bastón desde aquel día, sintió como las palabras de su amiga temblaban.

El mesero hizo un comentario halagando el platillo filipino. La mirada de Ariana se iluminó al oir que la receta consistia de huevo y gambas. Lila, en cambio, pretendía mirar la carta.

– Trece de enero. Lo recuerdo en el alma, Lila.

Lila se petrificó.

– No recuerdo… ¿Qué pasó ese día? – Disimuló no sabe, Lila.

– Ese fue el día que nos rescataron de la isla. Hoy hace ocho años. Mesero, por favor. Traiga dos.

Lila trataba de evitarla.

– No entiendo por qué insistes en recordar eso… – Agregó Lila, tratando de levantarse de la silla.

La chica del bastón la sujetó del brazo.

– Porque salvaste mi vida. No entiendo qué hice de malo. ¿Por qué estás molesta? ¿Por recordarte que hace ocho años salvaste mi vida?

– No… Solo es que…

– ¿Es por Eduardo?

Lila cayó en su asiento sin fuerzas.

– Sé que hubieras querido salvarnos a ambos. Tú misma lo dijiste. Estaba muy mal herido. No es tu culpa lo que pasó. Fue el agua. Se lo llevó. Por siempre te voy a estar agradecida que hayas cuidado de mí. Quiero que me mires a los ojos ahora. Por favor. Gracias. Gracias por cuidar de mí mientras estaba herida, si no me hubieras alimentado no hubiera sobrevivido hasta que nos rescataron. Aún recuerdo lo sorprendida que estaba cuando tú, en medio de esa isla, preparaste el “Pancit sin fideos”. Fue como maná caído del cielo. Teníamos los huevos… ¿Cómo pescaste las gambas?

– No lo recuerdo.

– Sabes que siempre me pareció curioso que lo llamaras de esa manera. No lo he vuelto a probar desde que salimos de la isla.

El mesero llegó con los platos.

– No es el olor que recuerdo. Vamos a probarlo.

Lila se encogió en su asiento mientras Ariana probaba su plato.

– ¡No se parece en nada a lo que me preparaste! ¡Oh! ¡Disculpa! No tienes que ponerte así, Fue lo mejor que comimos después de tantos días sin nada.

Lila no pudo soportar más sus ideas y antes de poder decir nada sus ojos estallaron de tristeza. Su amiga se levantó del asiento y la abrazó. Juntas en medio de aquel restaurante compartieron sus lágrimas.

– Entiendo por qué estás mal… Piensas que, si hubieras podido hacer el Pancit un día antes, Eduardo estuviera aquí…

– ¡Ay tontita! – Soltó Lila entre llantos. – ¿Aún no lo entiendes? … ¡No hubiera podido prepararlo!

Ariana se alejó de su amiga negando con la cabeza. Luego miró el plato y vomitó.

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Esta historia corta ha estado un tiempo en mis escritos guardados. Tengo mucho que mejorar y agradecería mucho las críticas, que espero sean honestas. Algo que siempre espero es que me hagan ver mis errores. Solo mejoraré cuando reciba honestidad. Muchas gracias por leer y por comentar.

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Amigo @Ohm, me gustó tu texto y sí tiene algunas cosillas que puedes corregir.
Voy a poner aquí tu texto que escribiste, pero modificado a como te sugiero que lo hagas, según mi experiencia.
Recuerda que son solo sugerencias, al final toma lo que más se adapte para ti y desecha lo que no te convence. Cada escritor es un mundo y tú poco a poco perfeccionarás tu estilo.
Te doy dos tips: Usa el guión más largo para empezar los diálogos. Se hace apretando al mismo tiempo estas tres teclas: mayúsculas, control y guión. Así lo hice para ponerlas en tu texto que leerás más abajo.
La segunda sugerencia, es que separes los comentarios sobre los personajes, de lo que ellos dicen. Mira cómo lo puse para que te dés cuenta.
Obviamente esta no es una regla, ya que no está mal que lo hagas como lo pusiste, pero si te das cuenta, al hacerlo como te indico se da más orden y clartidad a los diálogos.
Una tercera sugerencia es que pongas sangrías en tus párrafos y diálogos. Quise ponerlas aquí, pero el sitio no me lo permite.
Pasemos a ver tu texto corregido:

En el restaurante, Ariana miró a su amiga y susurró:
—Quisiera probar este platillo llamado Pancit.

Al oírla, Lila abrió sus verdes ojos y contuvo su respiración. A pesar de su vacilación, supo controlarse y señaló, a la vez que forzó una sonrisa:
—Eso pasó hace años. No te traerá buenos recuerdos.

Ariana, quien llevaba un bastón desde aquel día, se dio cuenta de que las palabras de su amiga temblaban.
El mesero hizo un comentario halagando aquel platillo filipino.

La mirada de Ariana se iluminó al oir que la receta consistia de huevo y gambas, y, en el otro extremo de la mesa, su compañera simuló que miraba la carta, ya que ella dijo:
—Trece de enero. Lo recuerdo en el alma, Lila.

Lila se quedó como petrificada al escucharla y haciendo un esfuerzo para disimular, balbuceó:
—No… No recuerdo… ¿Qué fue lo que pasó ese día?

Ariana le respondió, a la vez que alegre ordenó al camarero:
—Ese fue el día que nos rescataron de la isla, hoy precisamente hace ocho años. ¿Acaso ya no te acuerdas?.. ¡Mesero, por favor traiga dos!

Lila trató de evitarla, levantándose de la silla:
—¡Espera…! ¡No entiendo por qué insistes en recordar eso…!

La chica del bastón, con un ágil movimiento la sujetó del brazo.
—Porque salvaste mi vida, pero no entiendo tu reacción… ¿Por qué te has molestado? ¿Acaso está mal que te recuerde que hace ocho años, gracias a tí estoy viva?

—No… Lo que pasa es que…
—¿Es por lo sucedido con Eduardo?

Sin fuerzas, Lila se dejó caer en su asiento, y Ariana continuó:
—Sé que hubieras querido salvarnos a los dos y tú misma lo dijiste. Pero él ya estaba muy mal herido, por lo que no es tu culpa lo que pasó. Fue el agua la que se lo llevó.

Le puso las manos en sus hombros a su desfallecida amiga y prosiguió:
—Por siempre te agradeceré que hayas cuidado de mí. Quiero que me mires a los ojos, por favor… ¡Gracias, muchas gracias por cuidar de mí, ya que estaba herida! ¡Si no me hubieras alimentado, no habría sobrevivido hasta que nos rescataron!

Ariana la miró tiernamente y Lila la escuchó en silencio:
—Aún recuerdo lo sorprendida que estaba cuando tú, en medio de esa isla, preparaste el Pancit sin fideos. Para mí fue como maná caído del cielo. Teníamos los huevos, pero… ¿Cómo pescaste las gambas?

Confundida, solo acertó a decir:
—No, la verdad es que no lo recuerdo.
—Sabes que siempre me pareció curioso que lo llamaras de esa manera. No lo he vuelto a probar desde que salimos de la isla.

El mesero llegó con los platos. Ariana, al verlos, exclamó:
—Este no es el olor que recuerdo, pero bien, vamos a probarlo.

Lila se encogió en su asiento mientras Ariana probaba su plato.
—¡No se parece en nada a lo que me preparaste! ¡Oh, disculpa, no tienes que ponerte así! Te aseguro que fue lo mejor que comimos después de varios días sin probar alimento.

Lila no pudo soportar más la tensión que la invadió, y antes de poder expresar algo, sus ojos estallaron de profunda tristeza.
Su amiga se levantó del asiento y la abrazó tiernamente. Juntas, en medio de aquel restaurante, ambas compartieron sus lágrimas. Ariana gimoteó:
—Ahora entiendo por qué estás mal… Piensas que si hubieras podido hacer el Pancit un día antes, Eduardo todavía estuviera aquí…

Entre llantos, Lila respondió:
—¡Ay, tontita! ¿Aún no lo entiendes?… ¡Es que no hubiera podido prepararlo!

Al escucharla, Ariana se alejó de su amiga, negando con la cabeza. Luego miró el plato y vomitó…

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Te felicito, mi amigo @Ohm, por ese final tan inesperado e impactante.
A buen entendedor, pocas palabras. Si no fuera por Eduardo, Ariana no estuviera viva. Es comprensible su reacción al vomitar. Es tan bueno tu relato que por ello me animé a hacerte las sugerencias pasadas y a corregir tu texto.
Sigue así, eres un excelente escritor, muy ameno y tu prosa es agradable.

Muchas gracias por comentar y tomarte el tiempo de corregir lo que escribí. Me alegra un poco tu critica para ser muy honesto.

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Son solo sugerencias. Tú eres un escritor muy bueno y yo soy el que debe de aprender de tí.
Pero estamos para apoyarnos y retroalimentarnos.