Estoy revisando la corrección de mi novela y me surge una duda. La correctora me está cambiando una costumbre que tengo (yo lo llamo herramienta, alguno pensará que estoy violando la gramática) de separar las frases cuando quiero resaltar lo que digo en la segunda mitad. Ejemplo:
Los plazos que pusieron fueron tan absurdos, que no hubo lugar siquiera a la negociación y, dos días más tarde, los dos cuerpos aparecieron abandonados en una cuneta. Mutilados y con claras marcas de haber sido violados.
Lo que ella me pone, que seguro que es más correcto, es:
Los plazos que pusieron fueron tan absurdos, que no hubo lugar siquiera a la negociación y, dos días más tarde, los dos cuerpos aparecieron abandonados en una cuneta; mutilados y con claras marcas de haber sido violados.
Mi duda es, hasta que punto podemos permitirnos poner un pie fuera de la raya para perseguir nuestro estilo particular. Y, por supuesto, me interesa vuestra opinión sobre si, efectivamente, una versión tiene más «fuerza» que la otra o sobre si el error gramatical os llamaría la atención al leerlo.
Además, creo que las frases más cortas le dan velocidad al texto, cosa que me interesa en determinados momentos.
¡Gracias!