SOBRE EL BIEN Y EL MAL
Eduardo N. Cordoví Hernández.
Lawton, Ciudad de La Habana.
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No se trata de establecer una definición religiosa, no voy a hablar sobre tema religioso. Voy a hablar sobre bien y mal, aunque pudiera hacerse, desde el punto del bien como santidad o bondad y el mal como maldad como dos cosas distintas, voy a presentar a cualquiera de estas funciones como ausencia de la otra, por comodidad tradicional consideramos al bien como positivo y al mal como negativo; pero, viéndolo como una concepción relativista, se trata de la extensión de una misma cosa, para el caso aquella que tomemos como positiva, lo cual sería arbitrario, pero desde ya establecimos que fuera el bien por comodidad referencial históricamente aceptada y punto, así de simple. De este modo, repito, por comodidad y conveniencia digo que existe el bien y que el mal no es otra cosa que ausencia de bien.
En una escala de cero a diez, tendríamos que diez tiene mucho de bueno; y cinco, con respecto a diez, es menos bueno. Es decir, sería malo. Comparado con diez, cinco sería malo. La cantidad cinco de lo llamado bueno, dejaría de serlo comparado con diez. No obstante, si cinco fuera comparado con dos, el malo pasaría a ser este último. Hasta aquí, pudiera parecer que esto no ejemplifica nada.
Veámoslo aplicándolo a las valoraciones que hacemos de forma ordinaria en la vida.
¿Todo da igual? O lo que es lo mismo ¿Todo está bien? II
– Todo está bien.
–¿Todo?
– Sí.
– ¡¿Cómo?!
Simple: Entiéndase que la sustancia de lo bueno, sería la misma desde el diez hasta el cero, donde ya dejaría de existir totalmente. Que sea bueno o malo sólo está en correspondencia con la cantidad, pero lo que falta en un punto de la escala con respecto a otro punto donde hay más, es la misma sustancia, sea cual fuere.
Se podría preguntar ¿y el delito? ¿No es malo? Y yo tendría que contestar ¡No sé! A lo cual se me respondería ¿Pero entonces de qué estamos hablando aquí? Y yo afirmaría ¡Ah! Bueno, estamos hablando de que todo está bien. Y mi interlocutor exasperado preguntaría con duda: Entonces ¿El delito está bien? Imagínate tú, yo no soy juez, tampoco policía, nunca he estado preso, de modo que tengo poca experiencia en el tema; pero a la luz de esta simple ley de la vida y la acumulación de conocimiento por parte de la cultura no es difícil llegar a concluir que, el delito –¡En cualquiera de sus formas! –siempre existió, ha existido y existe todavía luego de mucho más de unos siete mil años de historia de cultura documentada… lo que quiero decir es que no parece que sea algo que pueda evitarse y, en alguna forma, en la actualidad estamos muy lejos de poder negar, a pesar de la tan cacareada alta tecnología, que continuará existiendo. De modo que, si es algo que no puede evitarse, hay algunas personas que piensan que hay que adaptarse a soportarlo cuando ocurra porque lo único que puede hacerse es castigarlo cuando aparezca, pero no evitarlo, aunque hagas leyes para eso, los que van a delinquir lo hacen con leyes o sin ellas, no le temen al castigo, y si le temen lo asumen y lo soportan. Fin de la historia. Entonces, para qué pensar en eso, al menos quienes piensan así, no piensan en eso y viven mejor. Me parece una forma práctica de pensar. ¡Robaron ayer en la casa de Fulano! ¡Ah! Está bien. No como una aprobación, sino como una sabia aceptación de lo que es. Es como cuando alguien afirma, Va a llover; y otro que no es campesino ni obtendrá ningún beneficio directo e inmediato con la lluvia, dice, ¡Ah! Qué bien, con la aceptación de algo que reconoce cotidiano, que no pasa a diario, pero que es pasajero; pero que, por sobre cualquier otro argumento, no tiene la menor oportunidad de evitar que llueva. A lo sumo a lo más que tiene opción es a buscar donde guarecerse, y a veces no encuentra. En resumen, el delito es algo que hay que aceptar, no puede evitarse, es algo con lo que hay que vivir y con lo que contar igual que con la lluvia, te guste o no te guste, que esté bien porque me lo tengo que bancar quiera o no, no significa que me guste, ni que lo prefiera, ni que si puedo evitarlo no lo haga. No fui quien hizo el mundo ¡Amigo! No tengo la culpa que la realidad sea como es. Hasta la gente honrada es capaz de robar, de mentir, de matar, es una cuestión circunstancial. Ser feliz significa reconocer que lo que existe viene a la existencia sin pedirte permiso, no puedes evitarlo ¡A veces sí! ¡Ah! Evítalo, entonces y eso también estará bien. Que tú o yo digamos, que algo está bien, como forma de aceptar algo que apareció sin nuestro permiso no quiere decir que lo aplaudamos. Es a lo que me refiero.
¿Y el crimen? ¡Ajá! ¿Qué pasó con el crimen? ¿Vas a decirme que también está bien? ¡A ver! ¿El crimen no es un delito? ¡Pues claro que lo es! Bien, pero acabamos de hablar sobre el delito. Entonces ¿el crimen está bien? ¡Pues claro! Siempre habrá crímenes. La sociedad y el estado, las instituciones represivas y cualquier cosa que se pretenda hacer para modificar cualquier cosa que ya viene existiendo desde siempre, no hará otra cosa que complicarlo todo, no simplificarlo. El único medio razonable es permitir que las cosas sean lo que son. ¿Pero qué dices? No se puede estar de acuerdo con el crimen.
Ya expliqué que no se trata de estar de acuerdo con el crimen en el sentido de preferirlo, aplaudirlo, permitirlo y darle espacio a su desarrollo y a su existencia, no. Desde el inicio dije que estas ideas están destinadas a una minoría minoritaria, a una pequeña minoría, a cuyos miembros estas ideas les vienen como anillo al dedo, para que logren comprender su razón de ser y la existencia suya, de ellos les sea propicia en medio de un mundo que ahora mismo puede parecerle hostil precisamente por todas estas cosas que parecen ser malas y por el resto de personas que también creen que lo son. El objetivo de estas ideas no es para el dominio público, no son para mejorar al mundo externo de todos, sino para que algunas personas que pertenecen o logren pertenecer a tal mini grupo puedan realizarse, auto realizarse, iluminarse, llegar a un nivel de conciencia de sí mismas y de comprensión de cómo funciona la realidad de la existencia, con comodidad. Es por eso que, estas ideas, no alteran la realidad de otros, porque no se oponen a ninguna realidad, fluyen en el sentido de la proyección de tal mini grupo y aunque cayeran por error en la vertiente de la vida ordinaria al no ser comprendidas o ser tomadas como estupideces, sencillamente, no serían tomadas en cuenta.
Repito. No soy opositor, disidente, detractor ni estoy contra nada ni nadie. Dije que todo es un asunto de comprender la verdad de lo que sucede. Añadí: Te voy a decir cuál es. ¿Cuál es la verdad? Bueno, es muy sencilla. La verdad es: que todo da igual. ¡Viste! El problema complejo es destruir la falsedad tomada por cierta y poner en su lugar ¡ésta!
El problema es que no puede imponerse. No es obligatorio reconocer la verdad. Tienes derecho a vivir en la falsedad de la mentira y el error. Es la prueba de ser libres. La historia del mundo se resume en la lucha de la humanidad por la libertad. Sin embargo, murieron millones por algo que nadie les quitó. Con una salvedad. Sólo no eres libre si estás bien atado. Si estás mal atado, cuando logres soltarte y puedas huir, vuelves a ser libre. Pero este asunto de la libertad, te lo voy a contar despacito en otro tema.
Sigo revelándote la verdad: todo da igual. Esa es. Si todo da igual ¿Para qué discutir? ¿Para qué ir a la guerra? ¿Para qué disentir? ¿Para qué oponerte? Eres libre de aceptarlo o no. No quiero que me creas. ¡Da igual! No es una creencia. Se trata de comprenderlo. Algunos lo van a comprender. Otros no. Por eso, no vale la pena obligar a creer la verdad. Por eso, Jesús no respondió a Pilatos. A Pilatos, la verdad le interesaba un carajo; apenas preguntó cuál era, ni esperó a ver si le contestaban, se dirigió al público y dijo, más o menos, como si ya la supiera: Yo no encuentro culpa en este hombre.
Se trata de comprender que, estar en contra de algo es un error. Te lo voy a probar. Todas las ciencias dan fe de ello. La Biología, por ejemplo, reconoce que lo que produce resultados positivos y soluciones constructivas es la simbiosis, la colaboración en conjunto, el trabajo unido de todas las partes. Si algo obstruye la marcha de esta normalidad, el organismo enferma y muere, si se mantiene por mucho tiempo. Es algo que está probado matemáticamente, el matemático norteamericano John Forbes Nash Jr., premio Nobel de Economía 1994, por sus aportes a la teoría de juegos de roles y procesos de negociación, probó que la economía no se desarrolla por la competencia, sino por la colaboración, por la ayuda entre todos, no por la competencia ni por la lucha.
Veamos esto con el problema: Cuba. Los comunistas cubanos vs. Los no comunistas cubanos. Los dos, y ambos inclusive, quieren lo mismo al menos es lo que dicen en sus principios (acepto que, con sus ciertas diferencias). Quieren el desarrollo económico, la felicidad del pueblo, etcétera (Es lo que promulgan sea cierto o no y a pesar de los resultados) sólo que, lo quieren por diferentes medios o procedimientos económico-político-sociales. En eso han llegado al punto de no retroceso, al punto de no querer dar el brazo a torcer, al punto en que desconfían unos de los otros y se acusan de mentirosos y se ofenden entre sí. No importa, para la idea que analizamos, quien empezó primero. Ahora todo es una confrontación o sea el error. No se trata de imponer el diálogo ni de que sea la única solución. Mucho menos de que todos piensen igual.
La realidad se nos presenta de una forma simple bajo una ley primordial: La realidad es lo que es, no lo que debería ser, porque lo que debe ser, pertenece a la producción mental de las individualidades humanas, es algo imaginativo, fantasioso, que puede ser bonito, pero que no es real, más cuando uno se empeña en tratar de llevarlo a la realidad, realizarlo. A veces ocurre y a veces no. Cuando no ocurre es porque el destino, el azar, Dios o lo que a ti te dé la gana de creer, lo permite. Y si ocurre es porque sí. Así de simple. La prueba de cuándo es una y cuando otra es: atreverse a probar y aceptar el error.
En lo que venimos hablando; el no error es el diálogo, la colaboración de conjunto por el bien común. Esta situación se desarrolla mediante el influjo de tres fuerzas: una positiva, otra negativa y la neutra.
Como me he hecho consciente del funcionamiento de la realidad, me alineo entre las fuerzas neutras. Es decir, no me permito disentir, nunca me afilio a partidos políticos, sectas religiosas, corrientes literarias.
No soy opositor, no me opongo a nada. Ni a unos ni a otros ¿El gobierno es una tiranía? Si lo es no es mi culpa. Yo en 1959 era un inocente niño de nueve años. No contribuí a ponerlo en el poder. Quizás pudiera encontrar motivos para querer quitarlo, pero no me apetece. Tengo otras prioridades, además creo y repito que: da igual. Unos quieren derrocar al gobierno, perfecto que luchen por sus ideales es algo loable, admirable. ¿Te parezco egoísta? ¿Qué te quito? Quizás te parezca que yo debo… Pero yo no debo nada. Mi único compromiso es, ya yo dije, hacer feliz a la persona más importante del mundo: Yo. Si estás decidiendo hacerte feliz de otro modo, es tu elección, es tu ejercicio de ser libre, te deseo éxito, porque te comprendo: es también lo que hago. Estaríamos haciendo lo mismo que quienes forman el estado, ellos están defendiendo lo que creen que es correcto defender. Comprendo que todos somos libres eligiendo lo que creemos que es nuestra felicidad. Somos todos, una partida de egoístas, una recua de tercos egoístas. Todos, ellos y nosotros. Pero quienes se enfrentan y luchan, son unos estúpidos que no se dan cuenta que somos solamente ¡todos! Unos estúpidos egoístas condenados a muerte. Yo no, yo soy un estúpido egoísta que ya se dio cuenta y eso ya marca una diferencia abismal. Así que les dejo el arreglo del mundo a quienes piensan que no van a morirse, y quienes ¡Además! tienen todo mi respeto y, además, mi compasión.
Otra vuelta de rosca…
La pauta a seguir como precepto director es que el mundo en que vivimos es perfecto, está hecho a nuestra medida y todo lo que ocurre siempre ha ocurrido y continuará ocurriendo, o no. Si existe algo que nos parece mal es porque no lo comprendemos, y no lo comprendemos cuando no nos gusta o creemos que no nos conviene o nos parece desagradable. Si logramos comprenderlo seguirá molestando, pero ya no nos entristecerá ni nos ofuscará, lo aceptaremos como algo inevitable que pasará cuando deje de ocurrir, porque al final todo va y vuelve, ocurre y pasa, etcétera. Creer que el mundo requiera arreglo es una aberración que nace de un exceso de soberbia, es decir una estupidez inconsecuente y absurda elevada a la enésima potencia. Darnos cuenta de esto, comprenderlo nos hace poner los pies sobre la tierra. Ser feliz no es estar contento. Es un estado de soberana indiferencia de aceptar todo lo que es y que no puedes evitar. Ser feliz es reconocer la diferencia.
Muchas situaciones y fenómenos que ocurren, pueden no ser gustosos, pero el hecho de estar probado documentalmente por la historia, la cultura, las tradiciones y el arte, que siempre han existido desde los albores de la humanidad, parece inteligente pensar que continuarán ocurriendo en lo adelante.
Pero ¿Da igual o no? ¡No sé! A mí me parece que sí, y me hago responsable de mi suerte, porque la mucha o poca inteligencia que tengo no me da para comprender otra cosa. Es lo que comprendo y estoy de acuerdo con que así sea. Si no te parece, eres libre de aceptar otra propuesta, de elegir lo que creas que está bien o mal. Mi opción es que, las fuerzas en pugna dan lo mismo, porque la existencia de la lucha de los jugadores sólo sirve para generar la energía que mantendrá la existencia del juego, es como una máquina de movimiento continuo, como el cuento de la buena pipa; entonces me salgo del juego y me paso al bando de los espectadores. No es mejor, ni más malo. No es por ganancia, ni por viveza, es porque hago ejercicio de mi voluntad, de mi libertad, de mi elección, de mi decisión. Y eso me hace sentir Ser. Léase satisfecho. Octavio Paz dijo: «La libertad no es una idea política, ni un pensamiento filosófico, ni un movimiento social. La libertad es el instante mágico que media en la decisión de elegir entre dos monosílabos: sí y no». Visto esto en la vida cotidiana de este mundo tridimensional terrestre, en mi propia vida que se desarrolla en la mayor de las islas del mar Caribe, digo que lo que digo es mi experiencia en el proceso de construir la felicidad de la persona más importante del mundo: Yo. Y no estoy dando una receta.
Aclaro sobre las recetas que otros dan y sobre el hecho de llamarlas yo recetas, puede parecer que les resto valor; no es así. De hecho, las recetas son válidas y hasta funcionan; el defecto es creernos que funcionen siempre y en cada caso; pero el error es nuestro, no de las recetas y si vas a usar recetas debes saber sus limitaciones. Lo que yo presento es el ejemplo de mi vida, no para que seas igual a mí ni para que hagas lo que yo, sino para que hagas lo que internamente sientes que debes hacer y no sientas miedo hacerlo y, si llegas a decidir hacer lo que sientes, también seas responsable de lo que suceda. Fragmento del Capítulo 27 de mi libro, La literatura como recurso para ser.