Ensayo: ¿Qué descubrí de mí en tres años de practicas del lenguaje?

Este relato contiene referencias a temas y libros trabajados en el ciclo básico de secundaria y un tinte poético por intereses de la autora.

¿Qué descubrí de mí en tres años de Practicas del Lenguaje?

Tres años para algunos es toda su vida, para otros un pestañeo; para algunos su mejor tiempo, para otros su peor momento. Para mí tres años es un camino, un camino de palabras e historias que fui armando dos días a la semana, dos horas.
Todo camino tiene un principio, una línea de salida, una que ya no recordaremos claramente algún día. El inicio siempre es un recuerdo mítico, en mi caso cosmogónico, porque es como se creó en mí este nuevo mundo antagónico. Antagónico para mi mundo ya construido en base a pinceles y teclas de piano, amenazando con reemplazar las pasiones que mi corazón durante tanto tiempo había guardado. Está colisión de mundos me llevó a mi País de las Maravillas, volviendo las cosas de todo menos sencillas.Y por un tiempo repetí las palabras de Rafaela, “No me gusta mirarme al espejo. No me reconozco en esa chica que me devuelve la mirada”, porque ya no era la chica a la que pensaba estar destinada. Hubo un momento donde mi oración era una de sujeto tácito, pues yo necesitaba espacio. Espacio para descubrir el amor a otras artes, artes de leer y escribir, de usar la vista no en colores, sino en letras, algo que nunca antes había considerado en mis metas.
Ya al siguiente año volví con las cosas más claras, con poesías en mi corazón marcadas. Fue un verano de amor a la escritura, entre arena, libros, puedas y dulzura. Aunque yo ya conocía el placer de la lectura, esta materia me introdujo más en esta aventura. Y el cielo que antes era una tormenta revuelta en dudas, se volvió soleado para mostrarme en el cielo dulzura. Así, la frase “la vida se escribe sobre páginas que ya fueron escritas por alguien más” que guardé de ‘La lluvia sabe porque’ se volvió una nube a lo lejos que se fue cuando el sol me iluminó para poder florecer. Entonces busqué ser un nuevo tipo de emisor, con un nuevo tipo de mensaje, no solo usando únicamente los símbolos de la pintura, sino también los de la literatura que adquirí en este aprendizaje. Comprendí que ya no necesitaba un nexo disyuntivo, ya no era uno u el otro, si no que se volvió un nexo copulativo, ya que ambos son lados de un mismo rostro. El rostro del arte, arte de colores de la luz de la armonía y no de la oscuridad de uno la tiranía.
Lo más reciente es lo que está más claro en la mente, por lo que es quizás de lo que me puedo explayar más claramente. El año anterior había sido tan bueno, que este tenía que ser un desafío desde enero. Haciéndome en crisis entrar, pero plasmar todo en poemas me hizo mi mente aclarar. Y por un momento fui “la mujer del espejo que no reconoce otro idioma que el de la levedad o la inocencia. Atrapada en el vidrio se queda el maquillaje y multiplica el suplico de errar hacia la ausencia”. Por este libro me di cuenta que “ninguna enfermedad te enseña a morir, sino a vivir”, por qué por este libro sobre alguien que perdí por una enfermedad escribí. Esto me ayudó a encontrar sentimientos que había guardado muy adentro, y a poder sanar mi corazón descontento. Por todo esto me di cuenta que el “cuyo” que pensé que era mío era del que jamás dejaré en el olvido. Y en dieciocho minutos tuve que exponer un tema del que para decir tengo mucho. Tanto pensar me hizo dudar de varias cosas de las que creía saber la verdad. Cuando me replanteé el mal pude entender que la sociedad corrompe y que el gobierno nos mantiene bajo control, pero no por eso nací siendo buena o mala, yo nací siendo yo. Aunque la bondad no es persona, se que es vulnerada todo el tiempo por la ceguez que la maldad proporciona. Mientras trataba de analizar los moralizadores de mis oraciones para poder dar con la razón de mis acciones, encontré calidez en nuevos corazones, corazones con cariño infinito que me acompañan a día de hoy en este caminito.
Ahora solo queda una cosa de la que hablar, la poesía, que es una parte esencial de mí hoy en día. Y pensar que todo empezó con la frase “quizás tengan razón y la muerte sea tu espada”, todo para que yo en un mundo de rimas me adentrará. Recuerdo que durante todo el día me pasé escribiendo con el mismo entusiasmo que con pintura en las hojas figuras plasmo. Use este nuevo amor para expresar penas, amores, frustraciones y metas. En 3ero empeze con esmero, pues el primer libro contenía poesía, pudiéndome así alegrar el día. Fui mi primer libro del tipo de escritura, y de mis favoritos sin duda alguna. Luego me tocó a mí escribir, y por suerte tenía mucho que decir. Por ejemplo, para demostrar, aquí está un verso mío para ejemplificar “Pero yo sé que mientras no muera tu nombre tendré algo que lamentar”.
En conclusión, puedo decir que en 3 años descubrí en mí muchas cosas: el amor a escribir y leer, el alivio de la poesía; el pedazo de mi vida que no entendía. Descubrí que no tengo que ser una siempre, puedo cambiar, puedo ser más, puedo ser menos, puedo sumar, puedo restar, puedo ser yo y yo nada más. La última cosa que aprendí es la tristeza de la despedida, porque aunque nos volveremos a ver acá es donde nació una nueva parte de mi vida.

AIC.

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