Que nunca te falte
Que nunca te falte la fe para creer que lo mejor está aún por venir; que no hay días grises, sino nubes diferentes y días de otros colores, para levantarte con más impulso del que te hizo caer, para volver a empezar sabiendo que esta será la llave que abrirá las puertas que permanecían cerradas.
Que nunca te falte la fuerza para construir castillos de felicidad sobre bases que llenen el alma más que el ego o los bolsillos; que siempre tengas esperanza, porque con calma y un poquito de optimismo podemos despejar la cortina de humo que abruma el paisaje.
Que escuches el canto del corazón que te da fuerzas y te hace resistir en los días difíciles; que siempre recibas el sincero abrazo de quienes te arman y, a la vez, te desarman, porque con ellos eres fuerte y a la vez puedes dejar caer la armadura. Que nunca te falte la palabra oportuna de quien menos lo esperabas, tocando lo más profundo de tu ser.
Que encuentres la musa para escribir sueños en hojas de realidad palpable; que recobres el deseo de vivir intensamente, apagado por los años y las heridas del corazón; que tengas el altruismo que entrega sin esperar, y la dosis de egoísmo necesaria para cuidarte.
Que nunca te falten la elocuencia para conversar e inspirar, las risas a carcajadas, el silencio que invita a la introspección y el ruido que te despierta del letargo. Que siempre esté esa chispa dentro de ti que te recuerda que solo se vive una vez, motivándote a vivirla elegante, bonita, sin mochilas del pasado que hacen el camino menos ameno, sin apegos que te dañen, que sean bonitos tus días.
Que nunca se te olvide vivir.