¡Escucha a Flaubert y termina ese libro de una vez!

Hace unos años, un viejo conocido en mi bar local hizo el siguiente comentario sobre la vida de un escritor, citando a Gustave Flaubert:

“Sé constante y ordenado en tu vida para que puedas ser feroz y original en tu escritura”.

Tuve el hábito de vivir de esta manera por algún tiempo. Mientras trabajaba y cursaba la escuela de posgrado, me hacía tiempo para escribir. Ya hacía más de una década que escribir había sido parte de mi vida. Entonces, ¿qué significa ser "constante y ordenado en tu vida para que puedas ser feroz y original en tu escritura”? Para mí, significa preservar, conservar y fortalecer todos los aspectos de mí mismo (físico, mental, emocional y espiritual) para tener la resistencia para escribir.

“Escribe sobre lo que sabes” es una máxima conocida en el campo de la escritura de ficción. Aunque escribo ficción, lo que les sucede a los personajes se basa en la experiencia personal o el conocimiento adquirido sobre gente real que he conocido, o en investigaciones. Ser “constante y ordenado” también significa para mí que, al conservar mis energías creativas, mis personajes y escenarios ficticios estarán vivos cada vez que me siento a escribir. Cuando no escribo, vivo mi propia vida.

Recuerdo haber conocido a una chica de la universidad que también escribía. Una noche, con un vaso de vodka de más, divulgó con entusiasmo detalles sobre su último trabajo inacabado. Yo no le pedí detalles, y me pregunté si ella se daría cuenta de que la energía que gastó en exponer su historia no había agotado realmente la energía que necesitará para volver a encontrarse con esos personajes cuando se acercara nuevamente al teclado. Había leído años antes de la premisa de un autor que hablar sobre los personajes o la trama de un trabajo en progreso le quita energía al trabajo en sí.

Mis años de práctica interna de hippismo, meditación y estudio con un chamán hicieron que esta idea se me hiciera sensible no solo con respecto a mi escritura, sino a cualquier empresa inacabada en la vida. Ya sea que se considere de mala suerte hablar de una oportunidad antes de que sea sólida, o es simplemente una cuestión de tener expectativas demasiado altas, no hablar de lo que no se manifiesta completamente no es una mala idea para mí. Justo lo contrario. Es la otra cara de los tres monos del budismo, a los que a menudo se les llama “no mires con malicia, no escuches con malicia, no hables con malicia”.

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Yo prefiero una variación que es “Escribe lo que te interesa” :slight_smile:

Hola Cristian! Entiendo tu punto sobre el interés y comparto que hay que poner la energía allí donde la pasión y la mente están. Sin embargo me ha tocado leer textos que me han provocado rechazo porque están escritos sin conocer los temas que tratan, pecando de demasiado superficiales o de incluso afirmar falsedades. Esto sucede con mayor frecuencia en la narrativa cuyas acciones transcurren en el mundo de la ciencia, la tecnología, la política, la historia y otros. Por esta razón, privilegio el lema “Escribe sobre lo que sabes” y dejo en segundo término otros lemas.

Yo a lo que me refiero es que un abogado a lo mejor sabe muchísimo de leyes pero no le apasiona el tema como para escribir sobre eso. En cambio, si a un maestro le apasiona la astrofísica (y hace las cosas bien), seguramente aprenderá todo lo que necesite sobre el tema para poder escribir sobre eso.

@Cristian
Sí, así es como el mundo debería funcionar y como los escritores, por respeto a los lectores, deberían formarse e informarse. Que el interés lleve al saber y que el saber lleve a escribir. Creo que ambos queremos lo mismo. Abrazo!

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Bueno, no creo que haya limitarse únicamente a escribir de lo que se sabe, ya que, de ser así, el ámbito podría ser siempre muy limitado. La fase de investigación es tan importante como cualquier otra y forma parte de la preparación de la historia. Y como todo, hay que hacerla bien.