Izquierda puede ser indefinida

En los artículos que suelo publicar los lunes he encontrado una ventana para dejar entrar y salir ideas a menudo fuera del pensamiento único. Lo hago a través de la crítica literaria y hablo de grandes libros que me han dejado huella de una forma u otra. A veces tengo respuestas de lectores que hablan de otra cosa y me dejan boquiabierto al ver que hay gente que también tiene ganas de escribir pero sin pensar en la tradición como la vía para expresar lo que tengas que decir. Sin embargo, yo soy perfectamente consciente de que antes de que yo pensara algo, otro autor ya lo ha puesto sobre papel y muy a menudo con un mejor acabado.

La semana pasada publiqué una crítica donde intenté asociar el cine de Hollywood y la propaganda de izquierdas y para ello dediqué unos párrafos al ensayo de Calder Walton sobre el centenario recurso del espionaje entre oriente y occidente. El caso es que como el abarcaba el campo ideológico de izquierdas y derechas, se me escapó una definición de izquierda escrita por Gustavo Bueno (El mito de la izquierda, Ediciones Pentalfa, 2005).

El libro del filósofo español debería ser de lectura obligatoria. Es un análisis muy meticuloso del mito de la izquierda unitaria y, para que quede claro que no hay una izquierda sino que varias, deja por escrito 7 géneros de izquierda definida (lo que para Bueno son generaciones). Así que el típico sonsonete repetido en épocas de elecciones “la izquierda tiene que unirse” y todo este blá, blá, blá no tiene sentido histórico ya que lo que ha existido son las Izquierdas y, como sabemos, a veces se han llevado a matar entre ellas. El adjetivo “definida” vincula las corrientes de pensamiento con el desarrollo del Estado-Nación en su contraposición con el llamado Antiguo Régimen, siendo por lo tanto la primera generación la Radical o republicana, la que resultó de la Revolución Francesa.

El mito de la izquierda es, sin duda, uno de las mejores interpretaciones para entender el mundo geopolítico que ha existido en los últimos doscientos años y que continúa existiendo en los días de hoy.

Es importante remarcar que la izquierda definida se relaciona con la existencia o la disolución del Estado (sí, la libertaria (Anarquismo) quería derrumbarlo con el fin de acabar con la lucha de clases, pero su punto de partida es el Estado de igual manera que la Comunista, la Maoísta, la Republicana, La Liberal o la Socialista, los otros géneros de la “definida”). Así las cosas, muchos de los planes y programas que nosotros asumimos como izquierdistas en la actualidad no serían aceptados por los géneros que asumen la premisa del derrocamiento del llamado Antiguo Régimen y la lucha de clases como bastión común.

No, no. Justicia social o la Paz Mundial no son igual a Comunismo. Lo sé. Os ha sorprendido, ¿verdad?

Hablando en plata, ningún partido que abrace el ecologismo, el animalismo sin tener en cuenta los planes y programas que le interesan a su Estado de pertinencia puede ser considerado Izquierda Definida. Cierto es que hay causas universalistas que en apariencia son reivindicaciones de la izquierda ya que parecen velar por los intereses de las capas oprimidas de la sociedad. Sin embargo, si estas leyes van en detrimento del Estado al que el gobierno dice representar es porque la izquierda indefinida tiene poder de influencia y arrastra a los Laboristas a un territorio que no debería ser el suyo. Así, cuando un líder laborista manifiesta su preocupación por la igualdad o la ecología está respondiendo a las democráticas exigencias de sus votantes o de los votantes de partidos a los que el Estado solamente les interesa en cuanto a fuente de ingresos para sus planes y programas propios. No quieren destruir el Estado como el Anarquismo, quieren, eso sí vivir, de él.

Según Bueno, hay tres categorías de Izquierda Indefinida. La Extravagante es aquella que parece atraer a ciertos artistas, religiosos o científicos. Los activistas más evidentes de este subgénero serían las ONG ya que toman partido e intentan operar con buenas intenciones al margen del Estado a pesar de percibir a menudo algún tipo de subvención de ese u otros Estados. A menudo hacen sus campañas de forma desinteresada y sin quererlo responden a los intereses de los grupos capitalistas más feroces o a los intereses de otros Estados. La Divagante es aquella forma de Izquierda donde los núcleos intelectuales, los artistas, los profesores universitarios se sienten cómodos, porque pueden desde su altavoz gritar contra todo el mundo que piensa diferente y al mismo tiempo repetir una y otra vez las habladurías que les mantienen en el candelero. De todas, la más potente es la Fundamentalista ya que asalta el poder e intenta desde esta plataforma explotar los recursos del Estado en aras de promover planes y proyectos que responden a intereses de sus votantes o de poderosos lobbies que tienen poder e influencia social.

Es aconsejable definirse en este mundo globalizado, por lo que os ruego a vosotros, votantes de izquierda, que leáis a El mito de la izquierda. La experiencia vale la pena.