Es lo primero que escribo, la verdad que voy sin un plan concreto, solo quiero terminar esta historia y así en el camino poder practicar la escritura. Sin correcciones, no escribo con una estructura previa , la historia y los personajes van creciendo conforme los escribo. Tengo algunas ideas de lo que van a hacer o como son, pero sobre todo se va tejiendo conforme avanzo. Un saludo.
En lo más alto de la torre más oscura
Sin latido observa
Al niño, al adulto y al anciano
En lo más alto de la torre más oscura
Sin latir desde hace quinientos años
La mirada fija en la noche más oscura
La niebla su aliento
La nieve su alfombra
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LA VILLA DE NAUCAR
PRÓLOGO: LA VENTISCA
LA ANCIANA
El cántaro se deslizó por el abismo de la mesa, chocó, varios pedazos se extendieron por el suelo, el agua vagó libremente por las baldosas.
La anciana mujer se levantó de su silla maldiciendo y salió de la cocina en busca de la fregona.
La cocina era un lugar oscuro, paredes de lo que antes debía ser blanco, pintura cascarillada. Una tenue luz apenas iluminaba el lugar.
Limpiaba los restos cuando un estruendo se oyó fuera de la sala, asustada tiró al suelo la fregona y fue hacia el origen de aquel sonido.
El viento atravesaba el pasillo, los pelos enmarañados de la anciana se movían en desorden mientras avanzaba hacia la puerta del fondo. Cruzó la puerta y entró al comedor que ahora se encontraba iluminado por la luz del exterior .
Un agujero en la pared del fondo del comedor fue por donde atravesó una figura temida por todos los habitantes de la villa de Aucar, el general .
Parado frente a la anciana con pose amenazante, armadura mezcla de metal de color dorado cubierta de conductos cilíndricos transparentes de donde salía una especie de energía de colores rojos y verdes neón.
-¿Donde está Erinor?- salió del casco una voz amenazante y autoritaria, la ventisca de nieve con su rugido furioso acompañó la pregunta.
Continuó en un tono muy diferente y mas emocional que el anterior- sabes que es inevitable, su alma no le pertenece- .
El general era una sombra recortada en la luz que emanaba por el agujero de la pared tras el .
- ¡Las murallas caerán!- grito ella- el ejercito agotado verá la escasa luz de Ronimar dar el último suspiro en sus pupilas.
Invadido por la ira- ¿¡Donde está Erinor perra maldita!?
-Ya se lo he dicho…ha ido a la ciudad de las almas perdidas…
El general bajo la mirada con cierto aire de tristeza. Se dio la vuelta. Su capa ondeaba con fuerza—anciana…este momento es el final de tus días.
Salió por el agujero.
Una esfera redonda entró volando y chillando.
Todo salió volando por los aires en mil pedazos.
SALY
–Erinor está muriendo- una lágrima se resbaló por la mejilla de Saly cuando le contaba esto a su madre.
El sonido de la ventisca de fuera golpeaba la ventana. Saly se irguió sobre la silla, tensa- tengo que hacer algo mamá, yo le quiero y me duele ver como poco a poco se consume.
-Tu no puedes hacer nada cariño- le contesto su madre mientras le posaba una mano en el hombro para confortarla y evitar que se hundiera más en esa tristeza- ha elegido un camino que le separa de ti, y ese camino comenzó hace ya mucho tiempo, el es un elegido del vigía, le concedió esa sensibilidad para usar la magia que es a la vez una condena- Saly bajo la cabeza- si historia ya está escrita
Saly se levantó enfurecida-no! Me niego a creer que está vida sea así de injusta- se volvió hacia su madre- te recuerdo que las leyendas hablan del manantial perdido
-las leyendas- le interrumpió la madre alzando el tono- son leyendas Saly, son cuentos de vieja contados con la intención de impedir que veamos una realidad, y la realidad es que vivimos o morimos según los designios de un ser que da y quita a su parecer.
-te equivocas madre- le apuntó con el dedo acercándolo a la cara de su madre- el manantial equilibra las cosas, nos da la oportunidad de vivir de elegir
-Saly…
-no podrás impedir que
El ruido de una explosión en una casa cercana interrumpió a Saly que corrió a la puerta de la casa
-oh no …
-¿Que es eso Saly , que pasa?
La madre de Saly ando los pasos de su hija y se quedó petrificada detrás de ella mientras contemplaba el origen del sonido
Grito Saly- ¡es la casa de Erinor!- y fue corriendo
-¡No Saly!- la madre de Saly alzó el brazo como intentando agarrar a su hija pero ella ya bajaba por el sendero que llevaba a la calle principal-hija mía ¡Vuelve!- le gritó e intento salir tras ella pero la pierna le falló y cayó de bruces en la nieve mientras el sonido de su voz era borrado por el ruido de la ventisca.
Saly corrió hasta la calle principal que bajaba por el centro de la villa y luego doblo a la izquierda , siguió avanzando calle abajo pasando por delante de la tienda y mas adelante, la funeraria.
No podía distinguir nada alrededor, la nieve caia en bastante cantidad y fuertemente, la ventisca le frenaba, cada vez presionaba mas fuerte como impidiendi que alcanzara la casa de Erinor. Pronto pareció que el mundo había desaparecido . Avanzaba con dificultad.
Llegó a la altura de una estrecha calle entre dos casas que bajaba hasta el hogar de Erinor y su anciana madre. Giro poco a poco como pudo, evitando caer, y siguió hacia adelante internándose entre las dos casas. A la izquierda , dejo atrás la casa de la señora Dorin, tenía un corral de donde salía el sonido de un perro ladrando. Parecia que ese ladrido le estaba avisando de algo.
Y así fué.
En el mismo instante en que comprendió lo que significaban esos ladridos, escucho un ruido metálico y sintió un agudo dolor en el costado izquierdo , una especie de pierna de acero le golpeo y salío disparada contra el muro de su derecha, rebotó agrietando sus ladrillos y cayó al suelo.
Invadida por ese dolor levantó la vista y vio enfrente , saliendo del corral, a una enorme figura que se dibujaba poco a poco mientras avanzaba hacia ella.
Era el general Julius, el hombre responsable de la muerte de su padre y que había hecho la vida imposible a Erin y a ella. El hombre a quien más odiaba.
–te lo diré solo una vez ¿Donde está Erin?
Saly apoyó las manos en la nieve intentando levantarse, le fallaron los brazos y volvió a caer.
“Vamos de nuevo Saly” “tu eres capaz de hacerlo” “Erin te necesita” se dijo. Apoyó de nuevo las manos, cayó hacia atrás apoyando la espalda en el muro y se arrastró empujando su cuerpo hacia arriba. Logró ponerse en pie.
“Necesito tiempo” “él aún no lo sabe”
–No tienes ni idea de lo que estás haciendo- le gritó con un gesto lleno de odio en su rostro. Un hilillo de sangre le caía por el rostro.
–Se que no tenéis ni idea de lo que estáis haciendo
El general se acercó alargando el brazo y agarro a la chica por el cuello con sus guantes de acero. La empujó contra el muro y los pies de ella se separaron del suelo.
Erinor
Ronimar se desplegaba ante sus ojos cuando cruzó el Arco de la muralla. Ronimar era una ciudad enorme dividida por un palacio en el centro. La mayoría de las casas tenian un solo piso de altura y estaban construidas con madera y piedra en su forma original, ahora eran un reflejo de una ciudad antiguamente humana y emanaba de la gran esfera central, como un sol de luz verde proyectada por toda la ciudad. Todos los edificios de la ciudad tenian un aspecto vaporoso en sus bordes, esquinas. Expulsaban una especie de bruma que se juntaba con la bruma de los edificios colindantes.
Erinor quedó impresionado con el espectáculo. Miro a su alrededor, la plaza de entrada , una plaza enorme con una fuente central,abarrotada de espiritus haciendo su vida, iban de aqui para allá concentrados en sus tareas. Se acercó a la fuente, de los caños de esta salia una especie de liquido verde brillante. La tenue luz verde de la esfera central no llegaba a iluminar la plaza, el liquido brillante era la única fuente de luz. Junto con la bruma que expulsaban los edificios moviendose lentamente, girando sobre si misma y haciendo remolinos, hacian de esta plaza un hipnótico espectáculo que Erinor solo habría podido soñar con ver algún día.
Por fin estaba aquí, este era el único sitio en el que el creía que podría obtener mas información sobre la ubicación del manantial perdido. Tenía el tiempo en contra, había usado tantas veces la magia que su alma estaba absorbiendo su cuerpo para poder sobrevivir.
¿Por donde empezar? lo tenía claro, debía encontrar la taberna de Ronimar y entablar contacto con el espiritu que lo había traido aquí. Virium.
Se acercó a uno de los ajetreados espiritus que cruzaban la plaza
-disculpe- levantando una mano, el espiritu se volvió y dirigio las cuencas de sus ojos hacia él, al ver a Erinor se volvió rapidamente y empezó a “correr” si es que así podría llamarse a lo que hacia, ya que sus pasos no se correspondian exactamente a su avance, era como si se desplazara por una pista de hielo.
Erinor lo intentó con otro, pero de nuevo paso lo mismo. ¿Se asustaban por la presencia de un vivo?
-Hey tu!- una voz que salía de un callejon a la derecha de Erinor en la parte oeste de la plaza, un callejón que hacía esquina entre dos edificios, uno que daba a una calle que subía y otra que bajaba- no te van a hacer caso- dijo la voz misteriosa de nuevo. Erinor no era capaz de ver, el callejón se hallaba totalmente en la sombra- ven.
Erinor, al principio se resistió, pero no parecía haber mejor opción en ese momento. Se acercó lentamente, renqueando, se sentía muy cansado. Se adentró en la sombras del callejón.
No se veía tan apenas-¿Hola?- nadie respondió --escucha, ni lo intentes conmigo–de la mano de Erinor surgió una bola de fuego que giraba y flotaba, iluminó el estrecho y largo callejón. Al fondo sobre una caja, apareció una figura delgada y larga, con un sombrero alargado coronado por una pluma que tapaba su cara. Un abrigo negro que se ajusaba a su figura, unos pantalones de color rojo con parches y botas negras. En la espalda llevaba lo que parecía ser un arpa, o al menos eso le pareció a Erinor. Claramente era un Bardo.
No tienes el mejor aspecto muchacho–le dijo la figura–Me parece que eso–apuntó con el dedo hacia la bola de fuego que flotaba en la mano de Erinor- te va a hacer mas daño a ti que a mi- Levantó la cabeza y apareció debajo del sombrero un rostro bello de facciones duras con el mentón escondido tras una perilla. Sonreía- esos de ahí afuera no te van a hacer mucho caso, creeme, no están acostumbrados a ver gente como tú, no suelen rondar por aquí los vivos…Tienes un aspecto cercano a la muerte, pero aun percibo vida en ti ¿Cómo te llamas?
-Erinor, lo único que quiero saber es
-Espera, espera- le cortó- -¿Qué formas son esas muchacho?
-Lo único que quiero saber es como llegar a la taberna-continuo Erinor haciendo caso omiso a los intentos del bardo por llevar la conversación hacia otro lado, Erinor se sentía agotado e incomodo por la situación, su cabeza le iba a mil por hora pensando en el fatal destino que se hacía presente en su aspecto físico, solo pensaba en terminar con esto cuanto antes, no le gustaba tener que ver nada con nadie, ni que se alargara una situación que el consideraba sin sentido- dime de una maldita vez como llegar a la taberna o no me hagas perder el tiempo mas
-ya veo…–frunció el entrecejo-mi nombre es Virium, por cierto-se subió a la caja y con un salto que lo impulso por encima del muro que tenía detras desapareció en la oscuridad.
No podía ser, ¿Que había hecho? ¿Ese era Virium? ¿Pero como podía ser? Erinor no daba credito, aquel que le había mostrado aquellas imagenes de un manantial perdido, hacia muchos años ya, aquel que le había acompañado desde bien pequeño, hablandole en sueños, el que le había traido aquí…¿Era ese bardo? no podía ser, era mucha coincidencia que tuvieran el mismo nombre, pero quizás fuera de Naucar el nombre de Virium fuera mas común. Debería apartarlo de su mente, no quería creer que la habia fastidiado de esta manera, otra vez no, no… no podía ser él, Virium, el de sus sueños, le esperaba en la taberna, fue claro al respecto, el bufón que se había encontrado en este callejón no era él. -Erinor idiota, te preocupas por nada- pensó y salió del callejón.
De nuevo había usado la magia, sabía que le estaba matando pero no podía controlarlo, era como respirar, se había convertido en algo insconsciente, necesitaba luz y uso un hechizo de fuego, ahora sentía las consecuencias, su cuerpo era pesado y débil, asi lo sentía, no había podido descansar desde que salió de Naucar, ni siquiera en el Zeppelin, un viaje que le había llevado un sol completo de duración. Su cabeza era un sin parar, un castigo constante, cada paso que daba su cabeza lo usaba para castigarle; además, sentía la violencia e imaginaba los peores castigos contra las personas y el mundo en el que vivía, esa era la parte de él que la magia había consumido, su alma cada vez se acercaba mas hacia una polaridad negativa, ese era el castigo por usar la magia desde bien pequeño, ahora, ya en la edad adulta, todo se había tornado una pesadilla.
Esta ciudad también lo era. Salió del callejón y notó como aquel tono verde que inundaba toda la ciudad se le comía por dentro, le dolía todo, sentía que le miraba y juzgaba negativamente todo aquel que pasaba.
¿Por qué había sido tan impulsivo con aquel bardo? Siempre lo fastidiaba todo por culpa de su maldita lengua. Caminó por la calle a la derecha, la que bajaba; esta zona se internaba por debajo de un puente haciendo una curva hacia la izquierda, a los dos lados las casas se elevaban poco a poco encima de los dos muros laterales.
Luego una recta, algunas rampas para subir a los barrios a izquierda y derecha. El seguía recto, sintiendose perdido. Tenía frio. Otro puente encima de él y mas allá, al final de la recta, veía un tunel que debía comunicar con la otra mitad de la ciudad. La esfera silenciosa iluminaba todo desde arriba, Erinor sentía como le observaba, sentía que iba a caer sobre la ciudad e imaginó como rodaba destruyendo los edificios a su paso y como le aplastaba sin remedio. No podía seguir caminando, todo se empezaba a oscurecer; se sentía solo, en mitad de un mundo que no comprendía y una vida que se agotaba, se sentía en el centro de ese mundo. Mas oscuridad, sentía los parpados pesados, las piernas empezaban a fallarle y sentía sus rodillas bailar erraticamente. Cayó al suelo.
El cazador
“Nada me impedirá cazar a uno de esos capullos amarillos hoy” pensa a el cazador mientras caminaba por el bosque, escopeta en mano, preparado para dar caza a el primer Nimu de la semana que apareciera. Aprovechó que hoy la niebla no era tan densa como el resto de días.
Los Nimus eran unas criaturas redondas de aspecto gelatinoso semi-transparentes que se criaban dentro de los arboles del bosque de Naucar. Su característico color amarillento se debía a que absorbían la savia de los arboles hasta matarlos.
El cazador era miembro veterano de la orgullosa asociación de cazadores de Naucar.
Mientras caminaba solo pensaba en su objetivo, y se veía orgulloso contandoles a sus compañeros cazadores la hazaña. Hacia ya tiempo de la última plaga, se decía que solo aparecian en los tiempos de crisis, ya que son producto de la condensacion de la niebla en los arboles, y la niebla esta conectada con el vigia de alguna forna que el cazador no podia entender.
Pequeñas ramas caídas de algunos árboles que los Nimus habían agotado crujían al paso del cazador. El cazador observaba al detalle los troncos de los arboles, uno tras otro mientras pasaba ante ellos en busca de los agujeros que dejaban los Nimus al habitar un árbol.
Hoy no parecía haber suerte, no veía señales de Nimus y ya había pasado una semana desde que se anuncio en el tablon del gremio que se habían avistado los primeros.
-lo siento mucho señores- comenzó el capitán del gremio en la reunión informativa que congregaba a más de una decena de cazadores de Naucar en la sede cerca de la entrada del bosque- los Nimus han vuelto y eso significa que algún hecho está incomodando a nuestro vigía, algo malo va a suceder en las proximas semanas. A el cazador no le habría importado que las cosas siguieran como siempre, esto es, que no hubiera faena, al fin y al cabo esto no era su sustento principal, el no era como sus compañeros, un buscador de antiguos portadores de la magia que ahora se habían transformado en horribles criaturas, el era un moldeador de ventiscas cuya simple función era intentar averiguar cuando y por donde aparecerian estás.
Pensaba en todo esto, cuando escuchó un golpe y sucesivamente el crujir de la madera de un árbol cercano. Y es entonces cuando se quedó paralizado, temblando en el sitio.
-¿Qué?- se colocó la escopeta contra el hombro y comenzó a apuntar, ese no era el típico sonido que correspondía a un Nimu. El silencio del bosque se hizo pesado y hasta el sonido de la ventisca desapareció, todo se quedó en calma, una calma , que el cazador sentía en su estómago como precedente de una tormenta. Otro ruido como de zarpas y otro golpe que hizo retumbar un árbol más cercano. El cazador apuntó hacia allí, le temblaba el pulso, la niebla se estaba cerrando de nuevo, todo parecía una trampa. Apretó con fuerza la escopeta contra el hombro, sentía que el miedo iba a dislocarle el hombro.
-condenada criatura, sal de ahi
Otro ruido de zarpazos , otro crujir de madera, y un gran golpe en la nieve. Como de algo que había caído de las ramas. Pisadas de algo pesado rompiendo la nieve a su paso. El mismisimo sonido de la maldad caminando por la tierra, más ruido de pisadas y cada vez más cerca. La niebla casi poseyendo el cuerpo del cazador y una sombra que lo rodeaba por todas partes, como si la niebla se tiñera de negrura. El cazador estaba a punto de desamayarse, cada vez le temblaban más las manos y la escopeta bailaba entre sus manos y el hombro. Empezó a andar torpemente hacia atras. Se tropezaba y volvía a levantarse. Empezó a dibujarse entre nieblas una figura del tamaño de un hombre, alto, que parecía vestido con un…no, no iba vestido, era pelo, pelo que salía de su cuerpo desnudo, negro, denso, en parches, no lo cubria completamente, el rostro pálido y unos ojos al igual que luces rojas rodeados de negrura. La cabeza era más bien la de un perro, con unos colmillos delanteros que sobresalian. Seguía conservando la piel de un humano, pero como si se la hubiera enfundado en su cabeza a presión un perro, fuera lo que fuera esa criatura, el esueleto de un perro habia crecido dentro de una piel que no le correspondia. Una visión infernal que hizo que el cazador gritara y pensará en toda su familia y su corta vida en Naucar. Corrió. Corrió como alma que lleva el vigía entre los arboles, destrozando la nieve a su paso. La criatura, con sus piernas desnudas, aún humanas, de una chica de no mucha edad parecían, comenzo a correr detrás de el chillando como si en su garganta tuviera mil cuchillas rozandose entre ellas.
El cazador no podía soportar el miedo que sentía, todo su cuerpo acelerado, sintiendo como la sangre golpeaba a toda velocidad las venas de su cuerpo, el corazón contra el pecho a punto de estallar. Nunca habia visto algo así en su vida, debía ser un portador de la magia , aunque nunca habia visto llegar a nadie a ese estado, tenía que avisarlo en el pueblo.
Siguió corriendo, los arboles a los lados pasaban a toda velocidad, ya quedaba poco para llegar a Naucar. Apretó aún más la carrera sintiendo los músculos de sus piernas rozando el límite. Zancadas anchas , ya se veía la salida. La luz del exterior se abría paso tímidamente entre dos árboles, día de nevadas. El sonido de la ventisca empezó a envolverle.
Detrás corría el portador cada vez más cerca.
El cazador ya sentía la libertad.
El portador podía oler su piel tan cerca , estaba a solo estirar su brazo y cogerlo.
El cazador dio el máximo y más de las posibilidades, la criatura detrás comenzó a estirar el brazo y entonces el cazador dio un salto hacia la luz del exterior. Grito en el aire. La criatura abrió sus brazos y salto a la vez que el,ya casi lo tenía , podía olerle. Alargó el brazo y se engancho al pie del cazador, lo que corto su trayectoria en el aire e hizo que cayeran en plancha ambos.
Estaban justo en la frontera natural del bosque, una hilera de arboles que desprendian niebla que rápidamente se disipaba bajo la luz del sol. Más adelante se veían las primeras casas de Naucar, cientos de hileras verticales de humo , provenientes de sus chimeneas, que se perdían en el cielo.
- suéltame, joder- el cazador estiró el brazo para coger su escopeta que había caído al lado, mientras el portador arañaba su pierna con las uñas produciendo un terrible dolor-mierda , mierda. Con todas sus fuerzas terminó de agarrar la escopeta, con la pierna que tenía suelta, golpeo su cabeza con la planta de su pie
Una
Dos
Tres
este se soltó. Rápidamente,el cazador dio un giro sobre si mismo en el suelo para colocarse hacia arriba. La criatura chillaba ahora con mas fuerza y movía las manos y piernas desesperado en el suelo.
Le metió la escopeta en la boca
Y apretó el gatillo.
La cabeza de la criatura se convirtió en cientos de trozos que volaron desordenadamente hacia los troncos, piedras, hierbas junto a un liquido viscoso rojiverde .
SALY
Sentía el frio acero de la armadura del general Julius en su cuello. Cada vez apretaba mas contra el muro. Debía hacer algo y rápido, si no quería morir ahí. Debería usar la magia si quería escapar, pero…¿Qué hechizo? quería algo que no gastara demasiada energía almática, no se la podía jugar.
-Criaja del demonio, dime donde está-la voz del general desde debajo del casco
-¡Pedazo de hojalata! Ya te he dicho que no lo se, hace días que no lo veo, pero si lo supiera no te lo diría-no debería haber dicho eso, pensó.
De la espalda del general empezó a salir humo y un sonido de maquinaría.
-Última oportunidad- Saly se zarandeaba intentando librarse del brazo del general, tenía los brazos en el aire y se agarró con ellos al brazo gigante del general.
-Escuchame, Julius, lo he recordado-mentía- a Erinor lo he visto esta mañana en el bosque-dijo esto llorando, premio a la actuación del año, miró fijamente al general- lo he visto asustado-“espero que estés bien Erinor”- no me ha dicho a donde iba, pero…lo he seguido mas tarde y le he visto marchar hacia el Oeste
-hmmm ya veo pequeña ratilla…veo que sabes mentir, pero Erinor ha marchado a Ronimar, se lo extraje a la anciana…te espera el mismo destino que a ella.
-¿Qué le has hecho asesino?- le gritó y se enganchó con las piernas al brazo.
El general empezó a levantar el brazo con Saly agarrada a él
Última oportunidad, vamos Saly. En ese momento sintió como todas las almas de Naucar se conectaban una a una al centro de su pecho, imágenes de varias vidas que no eran la suya pasaron por sus ojos, la paz y la comprensión le embargaron, el tiempo se paró, ella agarrada al brazo del general. -Ayudadme porfavor, el destino de este mundo os reclama de nuevo- el sentido de la ventisco cambió, el aire y la nieve empezaron a entrar en su pecho a toda velocidad, Saly sentía frío en sus ojos, sus ojos se convirtieron en dos luces de color azul. Su aliento se hizo uno con la ventisca y miró al general, abrió su boca. Toda la fuerza de la ventisca empezó a golpear al general. Este la soltó y cayó al suelo entre chillidos de dolor, no era agradable el dolor que le producía el hielo en la sangre, como pequeñas cuchillas arañando sus venas.
Saly comenzó a correr calle arriba, con sus ojos todavía iluminados por el fuego azul de sus pupilas. Estaba viva de milagro, como algo que le daba esas sensaciones tan lucidas, podía ser algo que te matara, era una contradicción injusta, maldecía al vigía por este supuesto don que le había dado. Había usado una infima porción de alma de cada habitante de Naucar para poder usar ese hechizo, aun no sabía como había podido funcionar, esto haría que su tiempo sobre el mundo de los vivos se extendiera, pero a costa de tiempo de los demás. Había salido el sol. Sabía donde tenía que ir, lo había leido en los recuerdos de Julius. Su destino era Ronimar. ¿Pero qué había ido a hacer Erinor a Ronimar? Porque no podía estarse quieto, es más ¿Qué pintaba ese asesino de Julius en todo esto? Normalmente solo se pasaba por Naucar a reclamar los tributos para el Vigía. Erinor y ella podrían estar ahora tan tranquilos…solo quería una vida de tranquilidad para los dos, le amaba, pero no podías atar a un sitio a una persona como Erinor, estar en Naucar solo le había traido desgracia, o mas bien, según entendía Saly, su cabeza es la que le había traido esa desgracia y ese dolor. Había prometido dejar de usar la magia, pero ella sabía que eso era imposible, Erinor ya no mandaba sobre Erinor, El vigía, su maldición, la magía, eran la que gobernaban a Erinor.
Giró hacia la izquierda por la calle principal de Naucar, no tendría tiempo de despedirse de su madre, si Erinor había decidido ir a Ronimar, solo había un camino seguro, el Zeppelin. Seguro era un decir, tendría que cruzar la montaña por el pasaje de los perdidos, era el único camino para llegar a la estación del viejo Sintoin, el dueño del zeppelin, luego tendría que convencerle. El terror quiso invadir su mente y su cuerpo, pero Saly lo apartó con rapidez, no podía permitirselo. El sol calentaba sus mejillas, llegó a la salida del pueblo, en lo mas alto de Naucar. Una ladera de la montaña, cruzada por un sendero que bajaba por ella, llevaban directamente hasta la puerta del pasaje.