Soy uno de esos autores que ha comprendido que las redes sociales y las ventas de tu libro tienen poco que ver. Son válidas para contenido pero sin quetampoco sean la panacea. De ahí que haya dado un paso atrás. He vuelto a mi blog, donde comenzó todo. Tan solo utilizo Facebook para compartir contenido de mi blog, pero jamás para dar publicidad de mis libros. Sí hablo de ellos lo hago en el blog y jamás con autobombo sino introduciendo capitulos. No negaré que las RRSS me abrieron algún camino para que se me conociera como autor, pero no merecía la pena estar tirado todo el día en ellas para tan poco. El blog es otra cosa: es tu verdadera casa literaria donde todo lo que escribes perdura. Si observamos a los escritos de éxito, nadie lo ha conseguido a través de las RRSS, es más, muchos ni las tienen.
Antes consideraba que nadie se descargaría mis libros en Amazon si no hacía publicidad en Facebook e Instagram. Craso error. Descubrí que se seguían descargando y leyendo páginas KDP cuando dejé las redes (descargas y páginas leídas muy modestas en mi caso). Descubrí que el algoritmo de Amazon iba por libre. Hago esta reflexión tras comprobar ventas y páginas leídas de algunos de mis libros en Alemania y México, donde jamás he hecho promoción. Por tanto, a quienes empezáis os sugiero que no centreis toda vuestra energía en las redes porque el número de likes nada tiene que ver con ventas. Estas funcionan debido a otros mecanismos, siendo el principal que ajenos a tí y a tú entorno hablen bien de tu libro, que es lo que siempre ha funcionado.
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Estoy de acuerdo en que las redes sociales no reportan ventas de forma directa (aunque creo que sí son muy poderosas; jamás hubiese tenido entradas del blog con 10.000 visitas sin las RRSS), pero lo que sí puedo asegurar, tras quintuplicar las ventas este mes que acabamos de cerrar, es que los anuncios funcionan.
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