Vendeme tu novela, ¡de la peor forma posible!

Vamos a hacer un juego. Quiero que me vendas tu novela o historia como si la odiaras, como si fueras ese hater que nunca quisiste tener. Hagámoslo divertido, la idea es reírnos un rato de nosotros mismos y de paso… capaz encontramos una historia que «odiemos» tanto como la nuestra.

Empiezo yo:

¿Querés leer una historia sobre una chica que abre un libro maldito porque no sabe decir “no”? Si tu respuesta es “no”, perfecto, ya tenés más neuronas que la prota de este libro.

Aria Rayzen, la única persona del mundo que ve un pueblo entero masacrado y dice:
“Bueno, ya que estoy, me llevo el tomo maldito”, porque la de avisar a las autoridades que hubo una masacre se fue de sabático. Señoras y señores, la alquimista del año.

¿Odias los clichés? Porque si alguien puede personificar esta palabra no es otro que Stelian, que es básicamente un simpático Pokémon de apoyo emocional cuya habilidad pasiva es “decir que sí a todo, incluso si le pedís el alma”, literalmente. A este tipo le decis que se tire de un puente y te pregunta cuantas veces.

Después tenemos Zuhon, el pirata, cuyo poder especial es ser un insufrible cada dos líneas de diálogo. ¿Qué aporta a la trama? Lo mismo que un nene cuando no consigue que le compren el chocolate que quería: gritar, patalear y romper las b****

Y claro, no podía faltar el típico cliché de toda historia de fantasía, a la ladroncita de nombre innecesariamente difícil de pronunciar: Stephyr. ¿Estepfir? ¿Estefir? ¿Estepír? Ni doña leviosá se animó a tanto.

Por último tenemos a Aldamer, el genio detrás de todo el quilombo, que decidió que la mejor forma de abrir su libro maldito era coleccionando requisitos de una receta de cocina al muy estilo “agarra cien corazones humanos, mételos a un bowl, sal, pimienta y dejar reposando media horita hasta que la mezcla quede uniforme”. Master Chef te está buscando, bro.

La trama tiene tantas vueltas que parece escrita por alguien que no pudo elegir una sola idea y las metió todas para no largarse a llorar. Tiene magia, alquimia, piratas, dioses, monstruos gigantes, sistemas de magia de 1.4 millones de pasos… porque claramente el autor en su vida escuchó la frase “menos es más”.

En conclusión: No leas la Dyalquimista.

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