Hay autores que se proponen una cantidad equis de “palabras por día” y lo cumplen religiosamente. Hay otros que se sientan una determinada cantidad de horas diarias, más allá de cuántas palabras le salgan. ¿Cuál de estas dos técnicas recomiendan? ¿Hay algún otro método que puede ser igualmente eficaz?
Yo creo que lo mas dificil es la disciplina. Imponerse “sentarse” a escribir. Se puede empezar de a poco, poniendose un tiempo o cantidad de caracteres o paginas, y que sea, al principio, “alcanzable”, por más que parezca muy poco. Como cuando empezas a correr despues de mucho tiempo sin hacer deporte.
Lo que dice Javierrey me parece clave. Algo que yo le añadiría es eliminar las distracciones durante ese momento (teléfono apagado, internet desconectada y puerta cerrada). Mientras menos escusas tengas para procrastinar, más fácil se te va a hacer.
Coincido con Cristian y Javierrey. Eliminar todas las distracciones es clave. Y empezar con una cantidad de palabras alcanzable.
Lo ideal es formar el hábito de escribir x palabras cada día. Día si y el otro también… y el otro. Yo escribo 2000 palabras o dos horas. A lo que llego primero.
Planifica el día anterior, divide el trabajo total en las sesiones que vayas a desempeñar y usa la técnica pomodoro. Márcate un tope diario (sé realista) y no te levantes hasta que termines. No valen las excusas. Al día siguiente, aumenta la cifra un 10% y así progresivamente. El poder de la disciplina es ilimitado.
Totalmente de acuerdo, la clave es evitar distracciones que te saquen de la concentración y para ello es importante aislarse con una buena música de fondo que inspire y haga fluir las ideas. Sobre qué técnica es mejor, digamos que cada maestrillo tiene su librillo. Yo soy más de ponerme cuando puedo y me apetece y por suerte eso me sucede muy a menudo y sobretodo sin forzarme a dedicar ciertas horas al día. Es mejor que todo fluya pq si fuerzas la maquina puede ser contraproducente
Yo creo en la regularidad. Pero una cosa que no se suele decir es que se trata de habituarse a escribir, como pasa con el ejercicio. No significa que haya que escribir siempre lo mismo o por decirlo asi, escribir siempre en un unico proyecto o estilo. Yo mucho de lo que escribo cada día puede ser ensayo para un artículo, un mail profesional, un texto profesional, parte de un cuento, parte de mi proyecto principal (novela). Pero si, creo que la forma de mejorar en la escritura, es intentar escribir siempre bien -sin atajos- y escribir todos los días.
Para hacer cualquier cosa regularmente, como escribir o ir al gimnasio está en marcarte una regla (en realidad, son esencialmente parecidas, solo que uno es ejercicio mental y el otro físico).
Se llama la regla de los dos días. Divulgada por el youtuber Matt D’Avella (muy bueno por cierto) que lo aprendió recientemente.
Dice que debemos ponernos el límite de “procrastinar” o fallar a nuestro hábito máximo un día seguido. Si fallas por ejemplo el miércoles, no puedes volver a fallar el jueves ni el viernes. Y dice que es importante saber valorar cuando considerar un dia fallido.
A veces en la vida pasan cosas y nos afectan. No hay que ponerse catastrofistas si no llegas a un número de palabras. A veces, con que hayamos podido concentrarnos 5 minutos ya es un logro… esto, obviamente se aplica a los que escriben por hobby o para conseguir algo a largo plazo. Yo, por ejemplo, estoy obligado a escribir casi cada dia por trabajo.
Un saludo
Personalmente, no me funcionan esa especie de imposiciones que me haría a mí mismo para escribir.
Forzarme a alcanzar un determinado número de palabras me puede llevar a escribir basura o relleno para llegar a la meta. Por otra parte, cuando tengo un día bueno y las ideas fluyen, dejarlo porque ya he logrado el objetivo diario me parecería un desperdicio.
Yo trato de escribir todo lo que puedo y que considero que está bien. Si un día son 500 palabras, ahí se queda, porque rellenar más casi seguro que me hará perder el tiempo al día siguiente, corrigiendo, revisando, suprimiendo lo que no debí haber escrito. Otro día me saldrán más palabras.
Admiro mucho a los que son capaces de escribir cierto número día tras día, sin fallar. Yo tengo días malos y he aprendido que escribir en esos días me hace perder el tiempo en los días siguientes.
Una pregunta con respecto a esto, @Fernando_Trujillo . ¿Tenés algún “truco” para no sentirte mal después de un día de, digamos, 200 palabras? Yo soy de los autores que intenta escribir mucho por día (salga bien o salga mal) justamente porque si al final del día tengo 2000 palabras digo “bueno, no es un día perdido”. Mirándolo desde tu punto de vista, estoy de acuerdo con que no tiene sentido escribir 2000 si vas a terminar borrando 1800. Pero es como que me siento mejor si escribo 2000 (de las que al final quedan 200) que si solo escribo 200.
Me ha quedado un poco larga la pregunta, pero básicamente lo que me causa curiosidad es saber si aprendiste a hacer las paces con un día de 200 palabras o si nunca fue algo que te pesara.
Yo suelo hacer una planificación inicial. Si quiero escribir una novela de 80.000 palabras en 2 meses me salen 1.333 palabras al día. Es solo una orientación, una guía, que unos días no alcanzaré y otros sobrepasaré.
En realidad el rendimiento a la hora de escribir depende de dos factores:
- Constancia: Si eres capaz de sentarte a escribir todos los días, aunque sean 200 palabras, siempre tendrás la novela en la cabeza. Cuando dejas varios días entre sesión te cuesta mucho más meterte en la novela y el rendimiento baja. A veces incluso te obliga a releer lo escrito anteriormente con la pérdida de tiempo que eso supone.
- Planificación: si sabes lo que vas a escribir cuando te sientas ante el teclado las palabras fluyen mucho más fácil. Basta con tener unas notas de las escenas que quieres contar y las palabras caen unas tras otras si que nos demos cuenta. En situaciones así (y en vacaciones) he llegado a sacar 6.000 palabras en un día.
Hola Javi,
Cada escritor es un mundo y tiene su forma personal de organizar y de escribir.
Yo te recomendaría que escuchases todos los consejos que te dan escritores con más experiencia y que probaras todas sus técnicas y consejos (que hay muchas) y ver cual es la mejor para ti.
Incluso las técnica que uses hoy y te funcione, cambiará a medida que escribes y desarrollas tu libro.
Hay una cosa clara: nunca esperes sentado a que la musa toque a tu puerta para inspirarte a escribir porque eso es “ciencia ficción” en la escritura .
Cuando esto “bajo” de disciplina o creatividad me gusta releer “La guerra del arte” de Steven Pressfield. Es como un vitamina que me da energía para seguir escribiendo.
Échale un vistazo al libro y ya me dirás.
Espero que te sea útil.
Un saludo,
J. J. Fernández
Para mí fue muy inspirador leer los libros de Murakami De qué hablo cuando hablo de correr y De qué hablo cuando hablo de escribir. El autor no se detiene en detalles sobre el oficio, pero sí nos da mucho material sobre sus rutinas, su disciplina, su entrega y su perseverancia.
Sus libros me ayudaron a poner el oficio en perspectiva y, muy importante, encontrar balance entre todos los roles que tengo. Escribir con regularidad se me hizo desde entonces una tarea natural.
El método supongo que cada uno se lo va creando con el oficio, la experiencia, el momento que está viviendo mientras escribe. Una lectura que personalmente me inspira mucho es On Writing de Stephen King y La guerra del Arte de Steven Pressfield. Precisamente estos dos libros porque no tratan específicamente de métodos o técnica, pero nos recuerdas que somos humanos…incluso los “grandes”. En lo referente a lo personal, me sirve levantarme temprano PARA escribir. Hay días que sólo son cuatro párrafos en cruz, otros que llego a las palabras que me propongo alcanzar. Si me levanto y escribo, durante el día me doy un capricho.
En un foro de nutrida concurrencia, alguien una vez preguntó: “¿Cómo hacer café?”. Miles de voces se alzaron respondiendo con múltiples métodos y variaciones acerca de cómo preparar una taza de café. Todos creían tener la respuesta. El que formuló la pregunta inicial esperó a que se calmara el alboroto y se acallaran las voces, y volvió a preguntar: “¿Cómo hacer café si aún no tengo café?” Esta vez todos callaron porque nadie sabía la respuesta hasta que, pasados largos y silenciosos minutos, alzó la mano una persona mayor que había trabajado toda su vida en un cafetal y contó desde cómo conseguir semillas de la planta de café hasta llegar al grano molido y envasado.
Coincido con los que dicen que lo mejor es una buena planificación. Además, en mi caso, para motivarme día a día, tengo un reloj de mesa en el que controlo las horas que trabajo y una aplicación que cuenta las palabras. Cuando ves los números es más fácil ponerte objetivos, motivarte y mantener la constancia.
Este es un tema muy amplio. Lo que a unos les funciona a otros les irá mal. A mi me viene bien tener una rutina, un horario, como si fuera un trabajo en el que tengo que fichar. También me viene bien parar justo cuando sé lo que va a pasar, en mitad de una acción, etc. Así al día siguiente me pongo directamente y evito el “y ahora qué”. Esto también hace que durante el día vayas pensando en cómo acabar esa escena y a veces cambias o mejoras lo que tenías planeado y desarrollas las siguientes escenas.
Espero que os sirva mi experiencia.
En lo personal, cuando me propuse escribir, fue a raíz de una serie de experiencias personales, y de hechos reales vividos en mi trabajo de aquel entonces, los que me impulsaron a escribir, una vez que tuve esa motivación por dejar plasmados esos hechos entre la ficción y la realidad, me senté a escribir un promedio de tres horas diarias, por pura emotividad, recordando en mi mente los hechos y combinandolos con la ficción, para crear los personajes, como digo algunos de ellos reales otros ficticios, pero en conclusión al que le gusta escribir, escribe sin cesar, al menos yo escribí sin cesar hasta terminar cada novela. Y sentirme satisfecho, de haber concluido lo que me había propuesto.
Pero no todos actúan igual, otros planifican previamente los pasos de sus novelas, lo cual lo considero muy bueno, de hecho en mi segunda novela trate en lo posible de planificar cada capítulo, porque para mantener interesado al lector, entrelace los capítulos, a tal suerte que el lector fuera concatenando la historia, y al final obtuviera las respuestas.
Hay que crear el habito diario de sentarte a escribir. Es igual al entrenamiento físico, la cocina, el cuidado del cuerpo. Cada día hay que sentarse concentrados a escribir y hacerlo con regularidad. Obviamente hay días que te salen 2000 palabras la hora y otros días que para escribir 1000, demoras 4 horas. El importante es avanzar siempre y no frustrarse nunca. Hay que encontrar un equilibrio entre avanzar constantemente y mantenerse motivado, sin disgustarse cuando las palabras no quieren salir. En este caso mejor levantarse de la silla y esperar que llegue la concentración y la inspiración.
Madre mía, yo, de media, necesito unas cinco o seis horas para unas mil quinientas o dos mil palabras.