Aparte de que, tarde o temprano, acaban por limitar el alcance. Creo recordar que, en Facebook, está al 10% o algo así, es decir, necesitas mil seguidores para que les llegue lo que publicas a cien. De ahí que se tenga que acabar invirtiendo en publicidad para mejorar resultados, como comentaba @elescritorfantasma con anterioridad.
Me parece que era @Cristian, entre otros, quien recomendaba MailerLite para las suscripciones por correo:
En mi caso, cuando empecé en 2005, solo existía FeedBurner, pero llegué a idénticas conclusiones y lo implementé al momento. Pese a que puede ser arcaico, sigo con él por dos razones: una, porque en la actualidad priorizo más escribir que andar al día en tecnología; y otra, porque prefiero que mi relación con los lectores sea más literaria que personal (FeedBurner no permite interacción, solo envía las notificaciones sin opción a respuesta). Pero, de igual modo que, cuando yo me inicié en esto, usé las mejores herramientas del momento para lograr una base de lectores, quien lo haga ahora debe hacer lo propio con las del presente.
Dicho esto, voy al lío. Había pensado poner referencias de más autores que ya han comentado cuestiones similares a las que voy a detallar a continuación, porque en el propio foro o por otras fuentes ya se han dicho muchas de ellas, si no todas. Aunque por cuestión de tiempo, y no quiero que se me olvide e incumplir la palabra dada, iré al grano en lo que a edición por cuenta propia se refiere, dado que es el perfil mayoritorio de esta comunidad. Antes, sin embargo, creo necesario puntualizar que publicar por cuenta ajena no se debe descartar: el abanico promocional es mucho más amplio, aparte de que hoy día sigue siendo una industria muy potente. Tanto es así que casi el 45% del PIB de la UE procede de la propiedad intelectual. No es ninguna tontería.
Puede que las cosas cambien con el tiempo, o no. Pero, por ahora, publicar en papel con una editorial, a ser posible sin ceder los derechos digitales y solo para territorios en los que se vaya a distribuir, sigue siendo una muy buena opción, en especial en el mundo hispano, al que no se accede de manera eficaz en este soporte por otros medios más allá de España, Estados Unidos y México.
Aclarada esta puntualización, aparte de lo comentado a lo largo del hilo y las promociones de Ebrolis, que pongo en primer lugar por su excelente resultado-coste (razón por la que pienso nos hemos llegado a juntar aquí, al menos al principio), ¿qué otras herramientas hay y por qué es difícil conseguir una base de lectores?
La cuestión es que, ya solo a nivel estatal ―poniendo como ejemplo a España―, cada semana se lanzan al mercado más de 1500 obras por cuenta ajena, casi 7000 al mes, unas 80 000 al año. En tal escenario ―al que habría que sumar las internacionales y autoeditadas―, la mayoría quedarán sepultadas bajo la continua avalancha de novedades, pasarán desapercibidas a menos que se consiga destacar de manera notable.
En la era analógica, con los medios de comunicación como fuentes de información primordiales, lograrlo era más sencillo, también más restrictivo e inaccesible. En la digital, en cambio, más abierta y plural, supone una complejidad mayor al haberse multiplicado los canales de transmisión.
De ahí la importancia de planificar la promoción, muy en especial entre noveles y, más aún, si no existe intención de desarrollar una carrera literaria. Un nuevo lanzamiento de un escritor con trayectoria es noticia, con lo que puede permitirse realizar una labor propagandística más distendida y centrarse en mayor medida en la creación; pero no ocurre lo mismo con quienes todavía son desconocidos.
En el primer caso, los lectores que siguen al autor, serán quienes le auparán en las clasificaciones de más vendidos y le darán publicidad, logrando de este modo acrecentar su base actual y futura; en el segundo, solo se podrá contar en un inicio con los más allegados, con probabilidad no tanto por el libro en sí, sino por vínculos personales y, mediante ventas por compromiso, difícilmente se conseguirá obtener difusión suficiente, con lo que el resultado habitual acostumbrará ser vender entre veinte y doscientos ejemplares.
Por tanto, para aumentar estas cifras, es crucial primero identificar con precisión milimétrica cuál es el público ideal, los lectores objetivo, y dirigir todos los esfuerzos en alcanzarlos: son ellos quienes tendrán un interés genuino en leerlo y recomendarlo. Y se ha de proceder con mayor ímpetu cuantos menos se vayan a escribir, el máximo si es uno solo, pues no habrá una segunda oportunidad.
No obstante, si bien las cifras de novedades literarias pueden parecer abrumadoras, no lo son tanto, ya que la gran mayoría contarán con una estrategia promocional débil o inexistente y, de esta forma, rara vez se logra captar la atención de los lectores. Por consiguiente, es mucho mayor la competencia aparente que la real, siempre y cuando se comprendan y apliquen mecanismos que fomentan la visibilidad.
Algunos de ellos deben iniciarse ya con bastante antelación al lanzamiento, siendo el primero identificar con precisión al lector ideal y también al comprador del libro. Pueden coincidir o no ―por ejemplo, en infantil, serán los propios niños quienes lo adquieran o sus padres, dependiendo de la edad―. Es crucial determinarlo porque, a partir de ahí, se podrá establecer el modo más eficaz para llegar hasta ellos.
A continuación, debe iniciarse una investigación complementaria acerca de qué sitios web, redes sociales, plataformas especializadas, lugares y medios de comunicación serían los más influyentes para ese público en específico; y averiguar si tendría algún coste ―y de ser el caso, cuantía― además de requisitos necesarios para asegurarse la mejor cobertura tras el lanzamiento.
Requerirá tiempo, por supuesto, aunque toda la información precisa para esta cuestión en concreto puede encontrarse a través de internet ―existen directorios, como ejemplo, el creado por @acapparelli: resenansancho.com― o, en su defecto, contactando con quienes interese una colaboración. Hecho esto, se estará ya en condiciones de establecer la estrategia a desarrollar.
En fin, hay que conocer muy bien el medio en el que uno va a moverse antes de dar un paso. Esto vale para cualquier ámbito, no solo el literario; de igual forma que sería temerario comenzar a invertir en bolsa sin saber cómo funciona, lo mismo sucede aquí. Hay que formarse, investigar, y sobre todo, actuar. Si todo queda en una información teórica, sin llegar a la acción, no sirve de nada más que para andar dando vueltas como un pollo mareado.
Ya os avisé que iba a ser un tochón, y quizá os quedéis decepcionados al no deciros cómo vender miles de ejemplares un segundo justo después de que hayáis leído esto; pero me temo que algo así no existe. Conseguir una base de lectores suele ser fruto de mucho trabajo previo y tiempo invertido en la mayoría de los casos, salvo que influyan cuestiones extraliterarias. Fijaos en los autores que tenéis de referencia: ¿cuántas obras llevan escritas ya? Como en todo, hay excepciones, pero es muy raro el caso de un éxito espectacular con una sola obra.
Por tanto, hagáis lo que hagáis, escribid. Luego, averiguad dónde está vuestro público, qué sitios usan para informarse de las novedades y comprar, y procurad estar presentes; y, por último, ofrecedles algo de interés para que se suscriban a vuestros canales. En realidad, este sería el resúmen, en mi opinión, claro. Como siempre digo, no hay una regla que sirva para todos por igual. Si no os funciona, probad otras hasta que deis con la vuestra.