¿Cómo debería ser una editorial del siglo XXI?

hola @Fede,
No, yo no vendo desde mi web. yo subo mis libros a BoD y ellos se encargan de ponerlos disponibles en más de medio mundo; incluido Amazon.
Las librerías también, poco a poco, están cambiando de modelo.
Casa del libro, Fnac, Corte inglés, por ejemplo, ofrecen mis novelas.
Cuando alguien quiere alguna se imprime bajo demanda; si las librerías ven que un libro tiene mucha demanda, piden una cantidad (en definitiva su negocio es vender, no promocionar).
En realidad este mecanismo les evita tener acumulaciones de stock y posibles pérdidas.
BoD también promociona los libros a través de las RRSS, concursos al público, etc.
Saludos
Lino

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¡Gracias por la respuesta! Les he escrito a ver… porque no tienen el formato de 6x9, que es en el que tengo maquetados mis libros y diseñadas mis portadas…

entiendo que te refieres a 15,24 x 22,86 cm
BoD tiene un formato 15,5 x 22 cm

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6x9 pulgadas, sí. Les he puesto un correo y han contestado muy rápido y muy amablemente. Para mí, tiene una pega: tendría que dar de baja mis libros de Amazon para que lo publiquen ellos y por ahí no estoy dispuesto a pasar. Los libros en papel en Amazon son el 30% de mis ventas y el 50% de mis ingresos.

bueno, tienes la opción de probar con un libro nuevo. si los demás te funcionan bien, ¿para qué cambiar?

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Claro. El problema es que, por ahora, sigo escribiendo la misma serie con la que empecé y no tendría mucho sentido cambiar en el cuarto la forma de publicarlos.
Pero es una opción que queda ahí guardada en un cajón. ¡Gracias!

¡Muy buenos días a todos! Vaya por delante que no pretendo ofender a nadie, pero sé que mi opinión va a generar polémica, pues voy a decir ciertas verdades que, probablemente, podrán molestar a más de uno.
Está claro que el negocio editorial ha cambiado, y todavía seguirá cambiando, como lo hace todo con el paso del tiempo.
Lo que es innegable es que antes las editoriales tenían un interés por el trabajo que realizaban. Eran empresas creadas e integradas por personas a las que les gustaba la literatura, y eso se reflejaba en el resultado final del producto.
Hoy en día, por desgracia, estamos en manos de grandes plataformas a las que solo les importa el capital que les proporcionamos, y no les preocupa lo más mínimo el producto resultante.
Un ejemplo: Ahora mismo puedes publicar una novela erótica, plagada de contenido sexual explícito, y calificarla como “apta para todos los públicos”. Si nadie lo denuncia, puedes estar en el top de cualquier plataforma durante meses.
Pues ocurre exactamente lo mismo con las faltas de ortografía, ortotipografía, gramática, etc…
Por este motivo, aunque las valoraciones y reseñas son un buen indicador, por sí solas no me parecen suficiente. Ya he visto demasiadas veces el caso de un inútil que describe una escena porno llena de faltas de ortografía y tiene un montón de valoraciones y reseñas de 4 y 5 estrellas. Y os lo puedo asegurar, porque he leído varias de esas “obras” para poder opinar al respecto, que no solo tienen problemas de ortografía; lo cual es lógico, si te faltan los cimientos, difícilmente se aguanta el tejado.
Por eso creo que lo primero que debería tener una plataforma digital son unos filtros más estrictos a la hora de publicar. Vamos, unos requisitos mínimos. Si vas a ganar dinero, invierte algo.
Exigir que la obra no tenga faltas de ortografía, que cumpla con los parámetros de edad que recomienda y que se pueda leer sin que te duelan las ojos, creo que todos sabéis a qué me refiero, es lo mínimo; y lo es por nuestro bien como escritores.
En resumen, creo que una plataforma digital debería ser como una editorial tradicional, pero adaptada al nuevo mercado. Y también creo que los escritores de hoy en día no deben esperar que nadie corrija sus textos; vivimos en un mundo competitivo, si quieres sobrevivir, debes aprender a utilizar todas las herramientas que tienes a tu disposición. Y, sinceramente, pienso que, haciéndolo bien, este modelo de mercado daría más beneficios a las editoriales. El problema radica en que estamos en manos de tiburones como Bezos, al que solo le importa el ahora y no le tiembla la mano si tiene que destruir un bien intangible para tener más millones en su cuenta bancaria.
Un saludo.

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Estoy de acuerdo; pero las plataformas no pondrán filtros ―entre otras cosas, porque les compensa que cualquiera pueda publicar; los libros son ahora como las bodas: los amigos los compran aunque sea por compromiso, y eso resulta rentable―. De ahí que haga falta editoriales para distinguirse del todo vale…

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Estamos de acuerdo, Miguel. Pero esto es como decir que no vamos a hacer nada contra el hambre en el mundo porque es imposible acabar con la pobreza. Si las editoriales se deciden a entrar de lleno en el mundo digital y compiten con sus armas contra ellos, acabarán ganando. Pero, si se empeñan en seguir manteniendo un negocio que está en declive como es el papel, todos sabemos que a muchas les espera la quiebra. Cuanto más tarden en reaccionar, más difícil lo tendrán.

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Acabarán por dar el paso, es inevitable; empiezan a ser conscientes de ello (lo sé bien porque con alguna es posible que actúe como asesor externo en su transición digital). Tiempo al tiempo. :slight_smile:

Yo no estoy del todo de acuerdo. Hay cracks como @villarpinto o @pzbolivar que han trabajado mucho para formarse y tener el nivel que tienen, pero, partiendo de una base, no creo que un escritor tenga que ser capaz de presentar un manuscrito impoluto. Para eso están los correctores. No creo que ninguno de los bestsellers de editoriales tradicionales publique sin pasar por un corrector (por más de uno, seguro), y eso que sus textos, imagino, estarán bastante bien. Pero es mucho más difícil corregir bien un texto propio que uno ajeno y a todos se nos escapa algo.

Esto también es bastante relativo, cuando el «tiburón» me da el 70% donde otros me darían el 10%…

Siempre que estén dispuestos a darles a los autores lo que les da la autopublicación: libertad casi absoluta, todo el control y más del doble de ganancia. Si no, ocurrirá lo inverso: la autopublicación se comerá a las editoriales porque los autores saben dónde tienen más que ganar y menos que perder. Como siempre, vamos por detrás, pero en el mundo anglosajón hay muchas historias de escritores que autopublicaron, se fueron a una editorial por el caché y han vuelto corriendo, espantados. Y de otros tantos que empezaron en tradicional y, una vez han probado la autopublicación, no quieren saber nada de los sellos tradicionales. Por supuesto, todo esto además de los híbridos que tanto defiende @villarpinto , que intentan aprovechar lo mejor de cada sistema.
Por último, sé que es una opinión muy poco popular por estos lares —como es lógico—, pero yo sigo pensando que el valor producto lo decide el cliente… y si el cliente dice que tiene 5 estrellas, pues es lo que hay. Podemos entrar a discutir si ese cliente tiene capacidad de decir si eso vale 5 estrellas o no, pero la realidad es que para él/ella, las vale. Esto es como el que se queja por lo que cobra Messi… la única razón por la que cobra eso es porque la gente compra sus camisetas, las entradas a los partidos y el FIFA para la Play. Es una opinión muy personal, pero me pasa como con las películas: rara vez coinciden crítica con taquilla y yo tengo muy claro cuál me dice si una peli me va a gustar. También es verdad que soy muy simplón…
Vaya rollo me he soltado. ¡Perdón!

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Hay cuestiones que estáis tratando que son muy interesantes, pero sería muy complejo entrar en ellas (supondría un tocho, pero tocho tocho). Por tanto, abrevio:

Los que tienen éxito por cuenta propia, sin duda, se lo pensarían mucho antes de firmar un contrato de edición con cesión de derechos mundiales y en todos los formatos en las circunstancias actuales. También aquellos, como en mi caso, que ganan ahora casi el triple que antes por cuenta ajena, y eso que no estoy más que al principio de la estrategia que he trazado, a culminar dentro de tres años aproximadamente.

A estas alturas, me interesa más la cuestión económica que el prestigio. Esto último es muy importante al principio (hasta tener tres obras por cuenta ajena y así poder optar a todo lo que ofrece el sector); pero luego, entre una u otra, me quedo con la rentabilidad.

Ahora bien, como en todo, no podemos generalizar; habrá a quien le vaya mejor por cuenta ajena, que también los hay. Lo que considero crucial es atreverse a explorar todos los caminos para encontrar el modo en el que mejor y más rápido consigamos nuestros objetivos.

Es que, de momento, por cuenta propia, en papel estamos muy limitados; en la práctica, a Amazon y su distribución ampliada. Si las distribuidoras se abrieran a trabajar con autores, la cosa cambiaría mucho. Por eso, todos fuimos a mirar rápidamente Podiprint, ja, ja, ja. Lo mismo con las librerías, que pretenden competir con Amazon a través de:

Pero es difícil que ganen la batalla dejando fuera a los autores por cuenta propia que, en general, son los que más y mejor promocionan sus obras. Y esto, en la mayoría de los casos, es lo que hace que los libros se vendan salvo en excepciones muy puntuales.

¿Entonces, por qué no lo hacen? Dos motivos de peso principales: por una parte, el papel está dominado por cuenta ajena y hay muchos intereses por medio, incluyendo miles de puestos de trabajo. Luego, está la otra cuestión que comentaba @efrenvillaverde acerca de la calidad, e influye mucho también. En un principio, dieron su apoyo, pero luego lo retiraron por la cantidad de quejas que habían recibido por parte de los lectores al comprar libros autoeditados carentes de ella (no me refiero a la subjetiva sobre el contenido, sino a la objetiva: ortotipografía, estilo y desarrollo). Tuvo tal impacto negativo, que el sector se cerró a esa posibilidad y creo que aún sigue así (al menos hasta 2017, cuando trabajaba como director de comunicación en una editorial).

En fin, veremos cómo termina el asunto porque tan solo acaba de empezar. En mi opinión, acabará por surgir alguna editorial del tipo que proponía al principio, que más que editorial, será una gran distribuidora para los casos de éxito por cuenta propia.

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¡Hola, @Fede! No pidas perdón por la extensión de tu respuesta, ya que ha sido muy interesante leer tu opinión y me ha aportado mucho.
Creo que hay varias cosas que mencionas en tu comentario que están relacionadas entre sí. Dices que la mayoría de los escritores necesitan una o varias correcciones; cierto. Y también mencionas el hecho de que es más difícil corregir los textos propios que los ajenos; también es cierto. Pero esa es precisamente una de las muchas razones por las que plataformas como Amazon pueden ofrecer al autor regalías del 70% en las ventas. Al tener cero inversión, están ganando un 30% de cada venta; una editorial tradicional, por el contrario, solo se lleva en torno al 10% de cada libro vendido. Ojo, que la diferencia es enorme.
¿De dónde sale este margen? Es fácil: personal de oficinas, revisiones, estudios de mercado, publicidad, distribución, almacenamiento y un largo etcétera.
Entoces, ¿qué preferimos? Si queremos autopublicar y ganar altas regalías, sin descuidar en ningún momento la calidad de nuestros textos, solo hay una manera: dedicar tiempo a formarse. Para corregir textos propios hay muchos trucos, como utilizar varias correcciones, la corrección de oído, la lectura al revés, etc… Al final todo se basa siempre en el mismo principio: Trabajar, trabajar y trabajar.
Yo todavía estoy empezando en esta profesión, y, por ahora, he optado por recorrer ambos caminos a la vez. Creo que los dos aportan cosas interesantes, y que si puedo sacar lo mejor de cada uno de ellos, será una ganancia para mi futuro profesional. Está claro que conlleva mucho más sacrificio; pero sin sacrificio, no se llega a ninguna parte. Nadie va a hacer el trabajo por nosotros, eso lo tengo muy claro.
Después está el tema de las estrellas. Para mí, y sé que en esto no vamos a estar de acuerdo, no todo vale. Por mucho que alguien me diga que un libro le encantó y le ponga 5 estrellas, si lo abro y me encuentro dos faltas de ortografía en la primera página, ya no sigo leyendo. Y me da igual que tenga 200 valoraciones con una media de 4’8, que no lo voy a leer. Porque eso pasa, te lo aseguro. Es el equivalente al reguetón en la literatura. Yo sé que no me va a aportar nada, porque alguien que no tiene la base necesaria para escribir, es imposible que cree una buena historia, bien hilada, coherente y comprensible.
Como en cualquier otra profesión, alguien que no sabe puntuar un texto, que es la base de la expresión escrita, no va a ser capaz de redactar una novela coherente; al igual que no le encargaría la construcción de mi casa a alguien que dijera que no sabe hacer los planos, pero tampoco los ve necesarios. Es un símil que @villarpinto recordará, ya que lo estoy citando a él.

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Al final, me vais a hacer escribir, ja, ja, ja. Bien, aunque ya se ha tratado en otros hilos, vamos por partes. Acerca de los porcentajes:

  • Por cuenta ajena, el 60% va para la distribuidora y librería; 10% para el autor y 30% para la editorial que, efectivamente, se hace cargo de todo el proceso de edición, comercialización y promoción con los costes que conlleva. El autor solo aporta el manuscrito, nada más. Y dado que la mayoría de los autores noveles venden entre 20 y 200 ejemplares, pongamos a un precio de 20€, la previsión de beneficio para la editorial se sitúa entre 120 y 1200€. Un corrector, en general, va a cobrar un mínimo de 200€ si la obra está bien escrita; puede irse a 3000€ o más si no es así. Ya imagináis por dónde va el asunto, ¿no? Estamos hablando solo del coste de corrección. A eso habría que sumar diseño (cubierta, maquetación, formatos, etc.), ISBN (sobre unos 20€), impresión… Un editor tiene que echar estas cuentas, con lo que a menos que tenga argumentos de venta previos y muy sólidos de un escritor, si ve que un libro necesitaría mucha corrección, es descarte en segundos por mera supervivencia. Y más en estos tiempos, como bien comentaba @Termopilas en otro hilo, aunque Maite Nieto, una de mis editoras y de las pocas que lo decía tan claro (como bien reconocen también en la entrevista que le hicieron), lo dejaba patente hará casi una década:

«No publicamos obras de autores que no tengan una mínima trayectoria editorial, pues por lo general sus manuscritos necesitan demasiada corrección, no tienen rodaje, y eso dificulta nuestro trabajo».

https://escritoresnoveles.wordpress.com/2010/08/04/entrevista-a-maite-nieto-directora-editorial-de-edimater/

  • Por cuenta propia, los costes de edición para un autor-editor no son menores si no se ha formado, y rara vez recuperará la inversión porque la mayoría de las obras de noveles que se autopublican comparten idéntica expectativa de venta que por cuenta ajena, y los números no cuadran. La diferencia está en que, en este caso, el autor se convierte en un cliente que contrata servicios externos y esto, hoy día, ha generado toda una industria a su alrededor que factura millones de euros al año.

En cualquiera de las dos modalidades, si todo sale bien, hay ejemplos de éxito, pero la probabilidad juega en contra. Esto no quiere decir que no debamos pensar que vamos a ser la excepción, todo lo contrario, es justamente eso lo que hay que creer. Pero si no es así, es lo normal. Generalmente, los éxitos suelen llegar tras escribir no una sino unas cuantas obras, cuantas más mejor. Esto sí es lo habitual, aunque muy pocos llegan hasta ahí porque implica mucho trabajo, tiempo y, sobre todo, tolerancia a la frustración.

Y, por tanto, sabiendo que casi siempre esto será una carrera a largo plazo, tanto si vamos a publicar por cuenta ajena como propia, es conveniente formarse para tener más posibilidades en la primera opción o para ahorrar costes en la segunda. Sé que esto no es muy popular, que emociona más eso de «escribe tu novela en un minuto y hazte millonario», pero la realidad es que esto ocurre con la misma frecuencia que ganar la lotería. En el resto de los casos, como decía antes, no hay más secreto que trabajo, formación, tiempo y tolerancia a la frustración. Algo parecido decía también @Cristian (y supongo que, los que llevan tiempo en esto, suscribirán la mayoría):

En fin, al final estamos hablando de un montón de cosas pero apenas del tema en cuestión, ja, ja, ja.

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Excelente consideración. Comparto plenamente. Respecto de la calidad en los textos, esbozamos en otro hilo buenas ideas (u opiniones) con la gente de la comunidad. Para mí es de vital importancia esta cuestión. Me quedo con la analogía de la música, por cierto :grin:
¡Saludos, Efrén!

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Hay una tercera opción, que es la que comenta @villarpinto:

Esta es la que yo conozco y, como dice Miguel Ángel, tiene su riesgo, ya que corres personalmente con los gastos y, muy probablemente, no recuperes la inversión, al menos, con el primer libro. Yo publiqué el segundo cuando todavía estaba en pérdidas y este me permitió sacar el tercero sin poner más dinero de mi bolsillo… pero sin haber ganado nada todavía. Para ilustrar el argumento, mis números:

  • En los once meses desde la publicación del primero al segundo: 229 ejemplares vendidos (todos los formatos, incluyendo KU).
  • En los ocho meses del segundo al tercero: 1209 ejemplares.
  • En los seis meses que llevamos desde el tercero: 3041 ejemplares.
    Y casi podríamos no tener en cuenta que cada vez, se supone, escribo mejor, ya que sigo vendiendo más del primer libro que es, a todas luces, el peor (eso creo yo y eso creo que dirían los críticos).
    Ahora bien, este sistema, que te obliga a apostar tu propio dinero y a ser «cabezón» (Miguel Ángel utiliza una palabra mucho más bonita, pero creo que se me entiende), tiene, creo, infinitas ventajas, que ya he comentado antes y no voy a repetir. La matemática es sencilla: si con tus ventas eres capaz de pagar corrección + portada + maquetación, siempre va a ser más rentable autopublicar, porque a partir de ahí «todo» son ganancias… por no hablar de que mantienes todos los derechos, puedes hacer con el libro lo que quieras, transformarlo a otros formatos (yo los acabo de sacar en tapa dura), etc.
    KDP Private Print Beta — Tapa dura en KDP

En cuanto a esto, pensamos igual, pero la realidad nos contradice.

Lo bonito del libre mercado es que es el sistema más democratizador que existe. Si a la gente le gusta el libro, con faltas de ortografía y todo… pues es lo que hay. Es peligroso pensar que algunos tienen más derecho que otros a decidir lo que es bueno y lo que no; imaginemos, por un momento, que lo hacemos en otros aspectos de la vida. Por ejemplo, que hay gente que tiene más derecho que otros (por formación, cultura, experiencia) a decidir quién nos gobierna: sus votos valen más que los nuestros. No creo que estuviéramos muy de acuerdo.
Yo nunca me leeré una novela romántica (aparte de por el género) de las que los propios autores admiten escribir en menos de una semana, pero la realidad es que los libros más vendidos en el mundo, con lectores devorando una novela al día, son de ese género… y por algo será. El grueso de los lectores, parece, no busca lo que nosotros llamamos calidad literaria, sino algo que les entretenga, les emocione o les ayude a abstraerse.

Sobre esto

también podríamos hablar mucho. Son conocidos los grandes escritores (García Márquez) que se conoce escribían ortotipográfica o gramaticalmente mal. También se puede argumentar que hay otras formas de crear buenas historias sin escribirlas, desde los trovadores de antaño a, en cierto modo, el teatro o el cine.

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Es cierto que hay otras formas de contar historias, @Fede, pero yo me refería a la novela, que es nuestro medio de expresión. A García Márquez le harían mucho trabajo de revisión y corrección, desconozco el caso; pero estoy convencido de que el futuro será, precisamente, del autor total.
En resumen, y para responder a la pregunta de @villarpinto que inició este tema, creo que el autor del futuro, el escritor del siglo XXI, deberá manejar todos los aspectos del negocio por sí solo. Tendrá que formarse y saber escribir correctamente, aprender a publicar sus libros, a publicitarlos, manejar la parte financiera y las redes sociales.
Es mi opinión, ni mejor ni peor que las otras, solo una más. El tiempo es el único que dará o quitará la razón, y eso no nos hará ganar nada. El que esté mejor preparado, nunca habrá pedido, solo habrá ganado conocimiento, y eso siempre es una ventaja.
Saludos a todos y espero que les sirva para algo.

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Sí, estoy de acuerdo a grandes rasgos. Sigo pensando en que el esfuerzo que requiere convertirse en corrector (o portadista) no merece la pena, ya que es un tiempo que podrías invertir en escribir varios libros y que sigo pensando en que una revisión externa es necesaria (por eso los grandes escritores tienen, al menos, dos correctores, porque nadie es perfecto). También soy partidario de llevar de primera mano finanzas, publicidad y rrss, pero, a medida que el negocio crece, se hace imposible. Creo que la práctica extendida es el asistente virtual: una persona que trabaja para ti, a distancia, y se encarga de alguna de estas tareas. Por ejemplo, es fácil identificar a grandes autores que gestionan personalmente una red social mientras su equipo lleva las otras. Reverte o Gómez-Jurado en Twitter son casos claros.
Al final, como todo, es echarle tiempo, ganas y esfuerzo e intentar, en la medida de lo posible, ser eficiente. Si el día tuviera 48 horas podríamos publicar cuatro libros al año, corregirlos, promocionarlos, anunciarlos y mantener el contacto con nuestros lectores. Maldita y cruel realidad… :rofl:

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Bueno, ahí estamos de acuerdo, @Fede. Yo creo que es importante formarse, ya que estamos empezando. Pero, una vez que empiezas a tener éxito y los ingresos suben, claro que puedes permitirte dejar ciertas tareas en manos de otras personas. Yo soy de la opinión de que si gano dinero, estaría encantado de poder ofrecer trabajo a correctores, community manager, gestor financiero y demás. Es una forma de compartir lo que generas. Pero, mientas tanto, la formación nos ayuda a seguir adelante, y después nos servirá para que nadie nos pueda engañar o estafar, que también es importante.

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Digo solo una cosilla más de manera muy resumida: hagáis lo que hagáis, escribid. Todo lo demás va viniendo a lo largo del camino. :slight_smile:

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