El secreto de Carlota: episodio V (reescrito y republicado) HISTORIA DEFINITIVA

–Cuando mis bisabuelos y mis abuelos regresaron a Sefarad, en nuestra parte española eran tiempos de Franco. Llegaron casi a finales de la década de los cuarenta, todavía en los primeros y los más duros años de la posguerra. No lo pasaron nada bien a causa de la represión por parte del régimen franquista hacia los judíos. ¡Por el mero hecho de existir! ¡Franco, otro desgraciado! ¡No nos tenía ninguna simpatía a los judíos! Además, se alió con… ¡AHH, NO! ¡NI NOMBRARLO!

–¡Así es! Se arrimaba al sol que más calentaba. Después pactó con Estados Unidos como una de las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial y la única y definitiva en la Guerra Fría, Estados Unidos.

–Estados Unidos. ¡Siempre aparentemente TAN defensor de los judíos y de Israel! Pero por detrás armando y pactando con quien nos quiere aniquilar. Además de ser un estado a todas luces lleno de RATAS GENOCIDAS. Igual que los na… ¡AAH!, igual que los comunistas.

–Por lo que sé, transcurrida la Segunda Guerra Mundial y los años más duros de la posguerra los sefardíes fueron adquiriendo más derechos. Pero también si Franco se acabó portando aparentemente un poco bien con ellos fue porque era una alimaña oportunista sin ningún tipo de honor ni de principios y al que solo le movían las ansias de poder.

–¡Efectivamente! ¡Seguía siendo el mismo antisemita de siempre! Chivo expiatorio o moneda de cambio de espurios intereses ajenos. Eso hemos sido y continuamos siendo los judíos a lo largo de la historia. «Contubernio judeomasónico comunista»… –pronuncia, con tono de burla y desdén– ¡DESGRACIADO! ¡Como si porque algunos comunistas, liberales y francmasones fueran judíos o de ascendencia judía, los judíos en si tuviéramos algo que ver con toda esa basura de sectas modernas, igual que también lo es el na…! ¡JODER! La masonería… ¡Otra secta infame que se ha apropiado descaradamente de nuestros símbolos y de nuestra cultura!

–Las ideas ilustradas han hecho tanto bien y a la vez tanto mal a la humanidad… Obviamente tiempos pasados tampoco fueron para nada mejores, aunque muchas ideas actuales son las que están terminando de cargarse lo realmente bello del ser humano.

–Así es, amor. Lo realmente bello del ser humano, la sensibilidad humana, es un valor bajo mínimos. Están matando a Di-s. ¡Hay que ser mezquino y con ganas! ¡Es que cuantísima maldad! ¡Y cuantísimo odio, joder! ¡Solo por ser judíos! ¡Por el mero hecho de existir! ¡Que somos personas, joder! ¡PER-SO-NAS! Es que… ¿Tanto mal hemos hecho a lo largo de la historia?! ¿Tanto?! Dime… Que si que controlamos el mundo, que si robamos, que si movemos el dinero. ¡Solo porque entre toda la élite de poderes en la sombra que nos controlan hay un par de familias judías! ¡Tantas mentiras sobre nosotros! ¡Y tantas conspiraciones fraguadas con maldad!

–Sería lo mismo que decir que los cristianos, los musulmanes o los chinos controlan el mundo para hacer daño solo porque también hay familias así cristianas, musulmanas y asiáticas metidas en ello. ¡Me parece tan ruín!

–¡Actualmente, el verdadero enemigo de la humanidad NO somos los judíos ni Israel, es Estados Unidos!

–Así es. Un estado neoliberal, imperialista y genocida en toda regla. Que ha bombardeado una barbaridad de países en nombre de, supuestamente, la «libertad». Afganistán, Irak, Yemen, Somalia, Indonesia…

–Así de ratas inhumanas son. Cuando les viene bien según su asqueroso oportunismo nos defienden, cuando no, son capaces de pactar con el enemigo, lo mismo que hicieron las ratas soviéticas en su día a raíz de las guerras del Sinaí y de los Seis Días. Nos hacen creer que nos apoyan a los judíos y a Israel, mientras que por detrás son exactamente LOS MISMOS que miran a otro lado cuando se trata de cierta secta na… vomitiva que no puedo ni nombrar y arman a los yih…, que al mismo tiempo financian a Ha… ¡AAAH, NO! Y lo mismo puedo decir de Reino Unido, aparentemente muy de nuestro lado, pero en tiempos del Mandato Británico igual velaban por nuestros intereses mediante la Declaración Balfour y, la Comisión Peel, igual posteriormente restringían nuestra inmigración y nos expulsaban estirando del infame Libro Blanco. Después bandas terroristas como Irgún y Haganá, también cometieron atentados horribles arrebatando la vida a personas inocentes, sí, ojo por ojo y el mundo quedará ciego, que no fueron más que una consecuencia de la radicalización que ocasionó entre sectores de la población judía ante el juego a doble banda por parte de Reino Unido. ¡Ratas neoliberales genocidas, traidores y oportunistas es lo que son! ¡Son también el enemigo a batir! ¡Los únicos que pueden defendernos somos NOSOTROS MISMOS, no oportunistas fuerzas externas que se arriman al sol que más calienta! ¡Disponer de nuestra soberanía en todas las facetas!

–Estados Unidos es el verdadero imperialismo depredador, el verdadero enemigo de la humanidad, no el legítimo deseo judío de regresar a vuestra tierra.

–¡Nos quieren importar su (in)cultura globalista basada en el consumismo salvaje y en aniquilar todos los pueblos, culturas, identidades y todo rastro de humanidad! ¡Pero claro, los culpables SIEMPRE seremos los judíos! ¡O las personas inmigrantes, con las que empatizo totalmente! Entiendo perfectamente lo que es tener que huir por patas de la tierra que te ha visto nacer. Entiendo lo que es sentirse desarraigado. Muchas ratas racistas y xenófobas de las también putrefactas derechas, quieren hacer con las personas que no les queda otra opción que emigrar exactamente lo mismo que han hecho con nosotros a lo largo de la historia. La inmigración actual no es más que una consecuencia directa de la desigualdad social causada por los estragos que ha hecho Occidente a lo que mal conocemos como «Tercer Mundo», ¡empezando por Estados Unidos, que allí donde va todo lo destruye! ¡Hay que ir contra el imperialismo yanqui, no contra personas inocentes que, muy a su pesar, no les queda otra alternativa que dejar la tierra que les ha visto nacer y crecer! ¡De la misma manera que hay que ir contra las mafias y explotadores que se aprovechan de la situación de vulnerabilidad de las personas inmigrantes!

–Claro, ahora hablan de los musulmanes como chivo expiatorio de las crisis económicas y de valores que hay en Occidente.

–A eso me refiero. Reitero, en tiempos de crisis, el chivo expiatorio con el que cebarse son siempre los colectivos más vulnerables. El verdadero enemigo de Occidente es Estados Unidos, además de la falta de endurecimiento contra el terrorismo yih… ¡AAHH! Que de islam no tiene absolutamente NADA. Sí, exactamente. Durante la Edad Media en los reinos cristianos ha habido judíos que, muy a su pesar, se han visto obligados a practicar la usura. Está muy mal y es algo horrible, sí, pero, ¿qué podíamos hacer si paulatinamente nos fueron vetando de toda actividad económica y política, tan solo por el mero hecho de existir? Dime, ¿qué podíamos hacer para lograr sobrevivir?!

–Eran entonces otros tiempos y no se gozaba de los recursos ni de las comodidades actuales, no había otras alternativas. ¡Pero NO es algo gravado a fuego en el gen judío!

–¡Claro que no! Los judíos NO somos usureros. Es más, ¡la Torá y HaShem lo condenan terminantemente! ¡Bajo ninguna justificación de extrema necesidad y de supervivencia como sucedió en la Europa medieval es a todas luces execrable! Al igual que también ha habido y hay judíos malos, pero como en todos los grupos sociales, religiosos, étnicos… ¡Gente buena y mala la hay en todas partes!

–Sería como decir que todos los musulmanes o todas las personas inmigrantes son malas solo porque hay basura yihadista o porque hay una minoría de población inmigrante que no se integra, como hace mucha bazofia racista y xenófoba de derechas hoy en día.

–¡Claro que sí! Queriendo hacer exactamente LO MISMO que hicieron con nosotros los árabes que habitaban bajo el Mandato Británico. Además, algo que también me hierve la sangre es que las pútridas izquierdas equiparen a Israel y al sionismo con el Tercer … y el na…! ¡AAHHH! ¡Escoria es lo que son! –exclama en un colérico tono de voz mientras propina otro furioso golpe en la mesa.

–Lo sé. ¡Lo sé muy bien, Carlota! ¡Con todo lo que habéis sufrido y el trauma y estigma que arrastráis con esa mierda! ¡No tienen vergüenza ninguna! Sus patrañas, su superioridad moral y sus discursos maniqueos tienen las patas muy cortas.

–Tú bien sabes que de izquierdas y de roja no tengo nada y ello obviamente no significa tener algo que ver con esa lacra social infecta, en contra de lo que van proclamando muchos demagogos izquierdistas desde su superioridad intelectual sin haber abierto un libro en su vida.

–La verdad es que pone los vellos de punta la frivolidad con la que hablan sobre temas que se nota que no les han afectado, ni les afectan ni les afectarán en su vida y de los que realmente no tienen ni idea. Las izquierdas… ¡Tan de moralistas y de adalides de la justicia social que pretenden ir por la vida! Muy revolucionarios todos desde la comodidad del sofá de sus casas.

–¡Claro que sí! ¿De sus casas? ¡De los chalets de tres pisos con piscina de sus familias! ¡Y desde detrás de las pantallas de sus móviles de última generación comprados con el dinero de sus papás

–Resulta que es muy divertido jugar a hacer la revolución mientras los papis se parten el lomo para pagarles la universidad.

–¡Claro! Es muy fácil ir de revolucionario cuando vives muy cómodamente sin pegar un palo al agua y no te ha tocado vivir nunca una guerra ni sus funestas consecuencias. ¡Que no me vengan dando lecciones de moral! ¡A mí! ¡Que siempre he tenido que luchar a solas! ¡Que llevo desde los dieciséis años partiéndome el lomo a trabajar, ya sea en el campo recogiendo y cargando sacos de frutas y hortalizas, en la fábrica cargando cajas y sacos de cemento o limpiando edificios enteros! ¡Además de partirme también los codos a estudiar mientras he cursado bachillerato y las carreras de historia e historia del arte! ¡Y con calificaciones sobresalientes! ¡He salido adelante sola! ¡Tragándome a palo mi pena, mis traumas, mis depresiones y mis miedos que no son pocos! ¡Me ponen enferma toda esta gentuza!

–Las izquierdas, al igual que las derechas liberales y/o racistas y xenófobas, tampoco están por los problemas reales de la gente de a pie. Solo justifican todo tipo de delincuencia, de falta de respeto y de maldad con «es que es pobre y sus condiciones materiales son horribles». Para eso han quedado.

–Es totalmente cierto que vivimos en un sistema capitalista y globalista que nos condena a la miseria y hay mucha gente sufriendo y con la que empatizo mucho. Independientemente de ello, nada justifica la mezquindad humana, ni el marxismo ni la anarquía son la solución a nada, lo mismo que el liberalismo, reducir a las personas a mera mano de obra y desposeer al mundo de todo fundamento espiritual pero bajo un discurso opuesto. Además otra cosa muy abominable que tanto caracteriza la izquierda es callar ante ataques yihadistas. ¡Es una barbaridad que todos los que se llaman comunistas y anarquistas justifiquen terroristas de toda índole! -vuelve a cerrar el puño y a golpear con furia la mesa- ¡Y que esto sea lo que se promueve actualmente en las universidades me pone enferma! ¡El nivel de degeneración y de lavado de cerebro que manejan pone los vellos de punta! ¡Ni por asomo se acercan a lo que eran en mi época como universitaria!

–En mi época en cambio ya empezaba a despuntar ese nivel de decadencia. Las universidades deben de ser una fuente de conocimiento y de cultura, ¡no de propaganda y manipulación! Mucho se subestima la formación profesional, pero la gente que conozco que la ha cursado no tiene el nivel de lavado de cerebro y más sentido común que la que conozco que ha sido universitaria durante esta última década.

–Y si tengo que hacer una lista de fallas muy condenables dentro de la izquierda no acabaría, Clara. Enfrentar hombres y mujeres bajo el paraguas de un falso feminismo, hacer de la homosexualidad un circo, confundir a la gente, promover la hipersexualización, la promiscuidad y el consumo de drogas y alcohol bajo una perjudicial (sobre todo para las mujeres) y falsa idea de libertad, tan confundida con libertinaje, faltar al respeto y burlarse de las religiones, sobre todo del cristianismo y del judaísmo, obviamente con el islam ni se atreven porque saben lo que puede ocurrir a la primera tontería. ¡Incomprensible todo!

–Porque no tienen ninguna conciencia y viven alejados de las necesidades reales de las personas. Y no todo se reduce a las materiales, también existen las espirituales. Y no les importan ni las unas ni otras. Solo su narcisismo y superioridad moral e intelectual. Nada les diferencia de las derechas.

–De la misma manera que no entiendo cómo tanta gente aplauda más basura como el liberalismo, el marxismo y el anarquismo todavía entiendo menos que haya quien aplauda una basura abyecta como es el na… ¡AAAH! ¡No puedo ni decir la palabra! Na…, yih…, comunistas, liberales, anarquistas… ¡Monstruos! ¡Ratas de cloaca! ¡Sectas del diablo! ¡Ni bromas, ni «humor negro» ni hostias! ¡En el fondo igual de antisemitas todos! ¡Que se pudran! –golpea la mesa y se le quiebra la voz– Con todo lo positivo que hemos aportado los judíos a la humanidad a lo largo de la historia… ¡Y así nos lo pagan! ¡Es para encerrarles, tirar la llave al mar y prenderles fuego a todos los que nos han usado como chivo expiatorio y hecho tanto daño a lo largo de la historia! -grita con mucha ira.

Nunca antes había visto a Carlota en este estado y no puedo evitar sentirme asustada. No nos hemos soltado de la mano ni un segundo. Puedo sentir su corazón martilleando aceleradísimo, un intenso temblor y un sudor frío en su piel. Vuelve a respirar hondo. Se vuelve hacia mí. Puedo intuir un profundo remordimiento en su mirada y como se le entristece el semblante esta vez como nunca antes y como se le ponen los ojos intensamente vidriosos, empezando a derramar lágrimas.

–Lo siento mucho, amor –me dice, entre intensos sollozos– ¡no debería haberme puesto así! Y aún menos delante de ti, amor mío, ¡que no tienes absolutamente la culpa de nada! ¡No mereces verme así! ¡No mereces eso! ¡Perdóname, cariño! ¡Sé que te he asustado! –me besa la mejilla.

–Puedo entender tu sufrimiento e indignación. Nunca osaré juzgarte.

Con el rostro inundado me mira, asintiendo.

–¡Perdoname HaShem! ¡Por favor! ¡Te lo ruego! ¡HaShem! –grita en medio de su desolado llanto y con las manos en el corazón, bien presionadas contra su pecho para exteriorizar instintivamente su dolor– ¡Sí! ¡Ya lo sé! ¡Tampoco hemos hecho cosas bien nosotros! Al igual que las atrocidades que han cometido contra nosotros a lo largo de los años los países árabes colindantes con Israel y movimientos terroristas pseudo islamistas como Ha… Nombres que ya no puedo ni… ¡Ni pronunciar! Y digo «pseudo» porque el islam nada tiene que ver con esa basura. Alá, Mahoma… ¡Condenan eso! El islam es una religión de paz! ¡De amor! ¡Como el judaísmo, como el cristianismo! Una religión que también admiro y respeto, al igual que el cristianismo. Es más, realmente los musulmanes son de los grupos sociales que mejor nos han tratado a los judíos a lo largo de la historia, ¡por ejemplo en Al-Andalus! De la misma forma que son A TODAS LUCES condenables y repudiables todas las atrocidades que ellos han cometido contra nosotros en estos ochenta años, también lo son las que en consecuencia ha cometido Israel contra personas inocentes. El derecho a defenderse es totalmente legítimo, siempre y cuando se haga correctamente y de manera proporcionada y ello significa que no pasa por hacer daño gratuito a quien no lo merece. ¡Eso ya no es defensa! ¡Todos! ¡Los unos y los otros! ¡Se están cebando con las personas inocentes! ¡Con los más débiles! ¡Así son las asquerosas guerras! ¡Estoy sufriendo con toda esta guerra, Clara! Me duele profundamente! ¡Todo ese ODIO hacia Israel y ese antisemitismo, todavía tan y tan arraigado en gran parte del mundo! ¡Ver imágenes de tantas y tantas personas inocentes de un lugar y del otro! ¡Ultrajadas, secuestradas, asesinadas! ¡Cuánta ignominia! ¡Ojo por ojo, diente por diente y el mundo quedará completamente ciego! Yo… A pesar de todo el daño que nos han hecho durante ochenta años y de las ansias de revancha que no he podido evitar sentir en ocasiones desde la faceta más visceral de mi persona, ¡HaShem, perdóname!, lo único que deseo y que le ruego a Di-s cada noche antes de vencerme el sueño es que toda esta barbarie termine. Que nos dejen a los judíos en paz. Que nos permitan de una vez poseer nuestra patria y que dejen de mirarnos así de mal por ello. Que Israel y Palestina puedan coexistir EN PAZ siendo dos estados. ¡Quiero que llegue ese día en el que pueda decir que esta horrible guerra es cosa del pasado!

Su llanto se torna cada vez más desolado y desesperado y en ese instante estalla, sollozando a gritos. Nos abrazamos con mucha fuerza y se deja caer encima de mis hombros. Le acaricio el cabello y la espalda por encima del «talit». Siento su fuerte y acelerado latido. Nunca antes había visto a Carlota llorar con tanta desolación.

–Estas ratas inmundas, porque no tienen otro nombre que este, ¡de musulmanes no tienen absolutamente NADA! ¡Que Alá y Mahoma les den su merecido castigo! Secuestraron… Asesinaron… ¡SECUESTRARON Y ASESINARON A MIS PADRES! ¡Mis padres! ¡Estábamos en Israel! ¡De peregrinación en Jerusalén! ¡Durante las fiestas de la Pesaj, la Pascua judía! ¡Les… Les arrebataron la vida! ¡Sin piedad! ¡A sangre fría! ¡Fue en el año 2002, en plena Segunda Intifada! ¡Fue Ha…! ¡Y Fa…! ¡Nombres que no puedo ya ni pronunciar! ¡Yo estaba presente! ¡Yo lo vi todo! ¡Como los llevaron! ¡Secuestrados! ¡Les planté cara como pude a pesar de mi edad y pasé días y días buscando desesperadamente a mis padres! ¡Al principio fueron a por mí! ¡Gracias a ellos no se me llevaron! ¡De lo contrario, no estoy aquí para contarlo! ¡Tuvieron el valor y la entereza de plantar cara a esos monstruos para defenderme! ¡Dieron su vida por mí! ¡Pero salvarme les costó muy caro y a la vez su pérdida a mí me mató en vida! ¡Hice tanto para salvarles a ellos…! ¡Y fracasé! ¡Me he sentido tan y tan culpable de ello todos estos años! ¡Nunca olvidaré cuando me mostraron la noticia! ¡Aquella horrible foto! ¡Perdí el conocimiento! ¡Yo tenía catorce años! ¡Catorce años! ¡Era una niña! ¡Solo una niña! ¡Me he sentido tan y tan culpable de ello! ¡Esto me ha llegado a minar las ganas de vivir, Clara! Cuando perdí a mis padres, al ser hija única, no tener tíos y estar todos mis abuelos fallecidos, HaShem los tenga en su gloria, me acogió mi rabina, que siempre ha sido, es y será como una segunda madre y una gran psicóloga para mí. ¡La amo! Ha sido gracias a todo su apoyo que he seguido adelante todos estos años. ¡De lo contrario, no sé qué hubiera sido de mí, Clara…! –cae rendida abrazada a mí y sollozando a gritos– A veces con tanta tristeza y necesidad de afecto que tengo me siento una carga para quien me rodea.

Me quedo atónita y no tengo otra reacción que llorar dolorosamente.

–¡Lo siento muchísimo! ¡Qué duro es! ¡Siempre tendrás mi apoyo y mi amor, Carlota! ¿Por qué no me lo explicaste antes? –le digo, preocupada, y entre muchas lágrimas, mientras lentamente separo mi cara del abrazo, le quito las gafas y le seco las lágrimas– ¡Por favor, Carlota, mírame a los ojos! –pongo mis manos en sus mejillas– ¡NUNCA vuelvas a decir que eres culpable de NADA ni una carga para NADIE! ¡Yo te amo y siempre te amaré incondicionalmente, Carlota! ¡Eres la persona que más amo en este mundo! ¡Y, sobre todo, NUNCA vuelvas a decir que has perdido las ganas de vivir, por favor te lo ruego, Carlota! ¡NUNCA! ¡Perdí a mi padre también con catorce años por esta misma razón, no quiero perderte a ti! ¡Es que me muero! ¡Por favor, Carlota! ¡No puedes ser así de dura contigo misma! ¡Mereces ser feliz! ¡Dentro de tu vulnerabilidad tienes también una gran fortaleza! ¡Y el apoyo de las personas que realmente te amamos!

Le beso la mejilla. Vuelvo a abrazarme completamente a ella, con más y más fuerza. No pienso soltarla. Y todavía menos mientras me explica algo tan y tan desolador.

–¡Lo siento mucho, amor! ¡Es que es tan y tan duro!¡Es tan difícil hablar de esto! ¡Cargar con esta mochila tan y tan pesada! ¡Además, lo que me hicieron sufrir en la escuela no tiene nombre! ¡Me pintaban…! ¡Esvásticas, cruces célticas…! ¡Simbología y proclamas na… y yih…! ¡NOOO! Me pegaban imágenes del Ho… con la cara de…! ¡De masacres contra judíos israelíes cometidas por Ha…! ¡Con la cara de terroristas yih…! ¡No puedo ni decir el nombre de semejantes ratas! ¡En todas partes! ¡A todas horas! ¡Como si me persiguieran! ¡Me gritaban chistes muy crueles! ¡Me metían en la boca jamón, chorizo, fuet y cualquier comida que fuera cerdo y que no puedo comer! ¡Me arrebataban de las manos mi comida «kosher» y me la tiraban a la basura! ¡Se metían con mi físico! ¡Unos motes horribles! ¡A todas horas! ¡Y cosas más fuertes que no me siento con fuerzas de explicar! ¡Porque son inenarrables! ¡Muy crueles! Ya desde pequeña arrastro un estigma por ser judía, por mi autismo, por mí físico, por no ser de talla pequeña, por no tener una piel ni un rostro, a los ojos de la sociedad, «perfectos»… ¡Por existir! ¡Por este simple hecho! ¡Por no ser lo común! ¡Por no ser lo que la sociedad espera! ¡En mi adolescencia y a raíz de lo que les pasó a mis padres se agravó todavía más! ¡Unos comentarios inhumanos he tenido que soportar! ¡Qué cruel y mala llega a ser la gente, Clara! Judit… ¡Este es mi nombre de nacimiento! ¡Significa «judía»! ¡Tuve que ponerme otro nombre porque no podía lidiar con todo lo que me hacían! ¡Y ahora tengo dos nombres! ¡Carlota Judit! ¡Es que no hay derecho! ¡No lo hay! Clara… No puedo… Yo… Parezco una persona fuerte, pero soy muy vulnerable. ¡Soy tan frágil! ¡Tengo una gran congoja dentro de mí! No puedo con este dolor que arrastro… De años y de años… ¡Con toda esta historia! No hay ni un solo día que no llore, Clara. Vivimos en un mundo ultra polarizado. Nuestra sociedad está muy enferma, Clara. No hay humanidad. No hay Di-s. No lo hay. Han matado a Di-s. ¡Entre todos han matado a Di-s! ¡Han matado a HaShem! ¡HaShem! ¡Escúchame, por favor! ¡Ayúdame! ¡Dame fuerzas! ¡Por favor! ¡Te lo ruego!

–¡Me hierve la sangre que haya tanto odio! ¡Y todavía más cuando la persona a la que más amo lo ha sufrido en sus propias carnes! ¡Nunca me iré de tu lado, Carlota! ¡Siempre me tendrás en todo! –le digo, hecha también un mar de lágrimas y entre intensos sollozos.

Seguimos abrazadas y llorando. Muy paulatinamente, abrazada a mí, Carlota amaina su desconsolado llanto y el temblor de su cuerpo y sus latidos recuperan su ritmo y su fuerza naturales.

Aparta ligeramente la cabeza del abrazo. Ambas nos miramos. Me da un beso en la frente, otro en la mejilla y otro en los labios. Intuyo un visible decaimiento en su rostro, ruborizado, con ojeras y con los ojos rojos y vidriosos.

–Necesitas descansar, amor… –le digo.

–Sí… Tal vez sí. Necesito dormir un rato. Todavía es temprano. Es lo que tiene el invierno, que oscurece tan pronto. Faltan un par de horas para cenar -dice, en un tono muy decaído.

Se levanta de la silla, me tiende la mano y se la tomo.

–Ven a mí, amor…

Nos dirigimos a su habitación, también iluminada y aclimatada con una Januquiá de plata encima de su escritorio y al lado de la ventana, con las cortinas apartadas.

Nos tumbamos las dos en su cama. Acurruca su cabeza en mi pecho y abrazándome por la cintura. Le acaricio el rostro y el cabello por debajo del «talit». Le beso tiernamente las mejillas unas cuantas veces hasta que se duerme cayendo rendida en mi pecho.

Episodio VI:

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