Buenos días, antes de nada deciros que estoy encantada de poder hablar con vosotros. Gracias a la invitación de Miguel Ángel Villar Pinto, al cual tuve el placer de conocer en uno de sus cursos.
Me presento, mujer que lucha por sus derechos, madre que quiere dejar un mundo decente a su hija y ciudadana protestona frente a la soberbia y a la desigualdad.
Llevo más de seis años cuidando a mi criatura, (pregunta: quererlo tanto ¿es un síndrome de escritor o una debilidad mental? jajajaja). Me he visto estudiando, buscando en la historia, en la mitología, recorriendo caminos embarrados y buscando sus huellas sobre las piedras.
Desde que el Covid entró en nuestras vidas, google maps se convirtió en mi rastreador de escenarios por dónde no se podía ir en aquel momento. Con el encierro, me dediqué a escribir todo aquello que bullía en mi interior.
Tal vez, no dentro de mucho, mi cuento, que se ha convertido en casi una saga, o sin casi, pueda decir que tiene identidad propia. Eso sí, tengo que corregir tanto, para que su estética tenga un aspecto editorialmente aceptable, según los cánones establecidos, que imagino que tendré que pasar tiempo maquillándolo.
He pisado la hierba y la tierra de muchos de los lugares que antes imaginaba, y he descubierto que están más cerca de lo que yo imaginaba. Bien es cierto, que aún me quedan muchos…jajaja, espero que el buen tiempo me acompañe este otoño e invierno.
Si tuviera que clasificar a mi libro, podría decir que es fantasía, pero en él guardo mucho más que mi imaginación: sentimientos, crítica social, ironía, y sobre todo a personajes que tal vez no existan, pero que deberían. O por lo menos la honra y la dignidad con la que ellos intentan vivir su vida. Unas cualidades que espero haber inculcado al alma que el Gran Oteador ha tenido a bien entregarme. Las mismas con las que deseo vivir mi vida.
Pues más o menos este es mi escrito de presentación, gracias por haberlo leído y nos vemos por este mundo. Feliz lunes.